domingo, 31 de mayo de 2015

La apatía de los apolíticos



Desde la noche del 24 de mayo he estado, al igual que muchos, expectante al panorama político. Me gustaría hablar por todos, pero resulta que hubo un sector de la población que prefirió poner Telecinco e inyectarse su dosis dominguera del debate de Supervivientes. Estoy hablando de un 15% de cuota de pantalla, es decir, 2.220.000 personas que pasaron por completo de las elecciones más reñidas e inciertas de nuestra democracia. Eso sí, al menos fue superada por laSexta, que obtuvo un 16% de cuota de pantalla superando al raquítico 8% de TVE y al paupérrimo 6% de Antena3. Si no llega a ser por eso, nada me hubiera librado de un tremendo sentimiento de vergüenza por pertenecer a un país así.  

La gran pregunta es qué habrán votado esas personas que ponen por delante un programa de entretenimiento a algo tan esencial como qué partido gobernará su ciudad y Comunidad Autónoma. ¿Lo habrán pensado son seriedad? ¿Conocerán el programa electoral del partido en cuestión? ¿Sabrán cómo es el partido que votan? ¿Habrán optado directamente por la abstención? Aun a riesgo de equivocarme, me aventuraría a decir que la respuesta a las tres primeras preguntas es "no".

El rechazo a la política

Hay mucha gente que se proclama "apolítica" como si se tratara de algo de lo que sentirse orgulloso. Lo dicen como quien se declara comunista o marxista. Vamos, algo de lo que "fardar". El problema reside en que, al menos, estos dos últimos luchan y se mueven por algo. Están firmemente convencidos de que su lucha es justa y eso les honra. Los apolíticos son, sin embargo, individuos que no participan en nada, que les da igual quien gobierne y que luego se quejan continuamente de lo injusto que es el sistema. Se quedan en casa, angostados en su sofá, y miran con insigne indiferencia lo que ocurre a su alrededor. 


Julio Anguita pidiendo el voto para Izquierda Unida 
en Málaga y hablando de la apolítica (minuto 4:41)

El gran mal que sufre este país no es la corrupción, sino la apatía que sienten muchas personas por la política. El no querer implicarse y el salirse por la tangente con la machacada frase "todos los políticos son iguales" es el verdadero cáncer, lo que permite que ciertos políticos se relajen y metan la mano donde no deben. El que aquí os escribe también formaba parte de ese conjunto apolítico. De hecho, en las elecciones de 2011 me abstuve de votar al no haber ninguna formación que me convenciera. Ni siquiera Izquierda Unida, que era el partido con el que más simpatizaba, terminaba de convencerme, así que al final opté por la abstención. Craso error.

¿Solución?

He de admitir que me he planteado más de una vez si sería buena idea que el voto fuera obligatorio, y ojo, la idea no es tan descabellada. En países como Grecia, Bélgica, Chipre e Italia están obligados a ir a las urnas bajo pena de sanción, la cual puede llegar a los 1.000 euros si se infringe esta norma en varias ocasiones. Es una forma de obligar a la gente a que salga de casa y se implique, pero no nos equivoquemos, ese voto no tiene por qué ir por defecto a los partidos de izquierdas. También puede darse el caso de que voten a la derecha o que lo hagan directamente al tuntún.

¿Cuál es el problema de todo esto? Que el porcentaje de abstención es, a mi juicio, demasiado alto. En las elecciones generales del año 2008 la abstención fue de un 26,15%  y en  las del 2011 alcanzó un nada despreciable 28,31%. A nivel autonómico y municipal resulta aún más descorazonador, ya que el pasado 24 de mayo ese porcentaje aumentó a un 35,09% del electorado. ¡Y eso teniendo en cuenta que la sociedad está más politizada!

Si en las elecciones generales de 2011 tuviéramos en cuenta a los abstencionistas como si fueran un partido político nos encontraríamos con que serían la segunda fuerza más votada. Frente a los más de diez millones de votos que obtuvo el Partido Popular, los abstencionistas sumarían un total de 9.710.775 "votantes". Más de nueve millones de personas que podrían haber cambiado radicalmente los resultados si se hubieran molestado en ejercer su derecho al voto.

¿Aumentará el porcentaje de abstención en las generales?

sábado, 23 de mayo de 2015

El cacao mental con las creencias religiosas


Mucha gente se define hoy en día como "católico/a no practicante", y debo decir que es un término cuanto menos curioso porque nadie va diciendo por ahí que es vegetariano o vegano no practicante. No tiene sentido, es absurdo y, en mi opinión, lo que demuestra esa persona al definirse como tal es que los rollos teológicos se la traen al pairo. Y ojo, esto último no me parece mal, ya que si no te importa que exista o no el Dios judeocristiano es tu problema, pero si te resulta indiferente no puedes decir que eres creyente porque hacerlo sería caer en una incongruencia.

Uno puede definirse como agnóstico, ateo o creyente. Mientras que los agnósticos no creen ni dejan de creer en Dios, el teísmo y el ateísmo cree y descree respectivamente. Las dos últimas posturas son totalmente contrarias, pero no nos engañemos, para profesar cualquier religión se deben aceptar ciegamente todo un conjunto de dogmas sin cuestionarlos. No vale eso de escoger lo que nos gusta y desechar lo que creemos deleznable o propio de otra época. Si eres católico, por poner un ejemplo, deberías seguir al pie de la letra lo que dice la Biblia porque, tal y como dicta esa creencia, es la palabra de Dios. Evidentemente, también entran esas barbaridades que hay en algunos párrafos y que, casualmente, nunca se leen en misa.

Si te estás preguntando cuáles son esas barbaridades, aquí tienes algunos ejemplos:
  •  "Si un hombre está peleándose con su hermano, y la mujer de uno de ellos se acerca y, para librar a su marido de los golpes del otro, alarga la mano y agarra a éste por sus partes, tú le cortarás a ella la mano sin piedad." (Deuteronomio 25:11-12).
  • “Si una joven se casa sin ser virgen, morirá apedreada.” (Deuteronomio 22:20, 21).
  • “Si un esclavo está contento contigo, tomarás un punzón y le horadarás la oreja y te servirá para siempre. Y lo mismo le harás a tu esclava." (Deuteronomio 15:16-18).
  • “Si la hija de un sacerdote se prostituye, será quemada viva.” (Levítico 21:9).
Sobre semejantes "perlas" los creyentes suelen decir que no hay que tomárselas al pie de la letra y que son frases filosóficas o escritas en sentido metafórico que quieren decir otra cosa. Ahora bien, que alguien me explique qué hay de filosófico o metafórico en lo que expone el Levítico 21:9 o el Deuteronomio 22:20, 21. La respuesta es simple: los que escribieron esas salvajadas lo hicieron en sentido literal. No hay que olvidar que la Biblia recoge escritos de miles de años de antigüedad y que la mentalidad de entonces no es la misma que la de hoy.

Si suponemos que lo escrito en la Biblia es la palabra de Dios, modernizar su contenido no es una opción viable. Lo que está haciendo la Iglesia hoy en día es simplemente sobrevivir a unos tiempos en los que la religión ya no es una prioridad. Este nuevo Papa tan abierto, dicharachero y simpático no fue elegido porque sí, sino porque el conservadurismo del anterior logró levantar tantas antipatías que temieron una completa "desconexión" de sus más acérrimos fieles. El reciente aperturismo que está sufriendo el Vaticano es algo calculado, puede que incluso más de lo que nos pensamos.

Cuando alguien se declara "católico no practicante" deja al descubierto que no se ha molestado en desentrañar cuáles son sus verdaderas creencias. La razón por la que se considera católico está en que sus padres y abuelos seguramente también serán católicos, no porque lo crea realmente. En realidad, siempre debió de ver esos dogmas desde lejos y con cierto recelo, pero como es lo que siempre se ha hecho no es capaz de cuestionarlos. El pensamiento individual no actúa en estos casos, solo se deja llevar. Al considerar esos dogmas como algo extraño y familiar al mismo tiempo, no existe un gran apego a la religión y se acaba creyendo en una especie de Dios sin religión. Hay algunos que, en su ignorancia, piensan que creer en un dios sin profesar ninguna religión es ser agnóstico (algo erróneo, tal y como he apuntado más arriba), así que ya podemos entrever el cacao mental que tienen muchos con este tema.

Si hay algo de lo que estoy convencido es que con el paso del tiempo la Iglesia seguirá suavizando su discurso para contentar a una sociedad cada vez más apática con los dogmatismos. La ciencia ha ido respondiendo una tras otra a todas las preguntas que hizo necesaria a la Iglesia tiempo atrás, así que es de suponer que, aunque no hoy ni mañana, al cabo de "X" años haya más ateos que creyentes.  Al menos, esa es la tendencia.

¡Ojalá!

domingo, 10 de mayo de 2015

Podemos y TVE

Son las tres de la tarde, estoy tomándome un café con hielo y, como La Sexta está con la sección de los deportes, pongo TVE con la esperanza de oír algo interesante sobre la actualidad política. No espero que traten la información con extrema imparcialidad. De hecho, ni siquiera espero que las noticias sean imparciales, pero como siempre me tomo con cierto humor negro ese trato sesgado que hacen de la información no es algo que suela crisparme. Al fin y al cabo, con TVE me pasa lo mismo que con los periódicos tradicionales: a veces son la mejor fuente de humor.

Mientras le doy un sorbo al café el presentador va dando paso a las novedades. Al estar en periodo electoral hacen un breve repaso de los últimos mítines. Empiezan con el PP mostrando a la candidata para la presidencia de Madrid prometiendo bajadas de impuestos y más empleo. Luego le toca el turno a Pedro Sánchez, el cual no puede evitar hacer alusión a la corrupción como si solo fuera cosa del PP y en su partido estuvieran más limpios que el cuello de un sacerdote. Acto seguido, aparece Alberto Garzón, candidato de IU a la presidencia del Gobierno, criticando a los dos anteriores y acusándoles de estar al servicio de la Banca. Hasta aquí todo normal.

Después de los pocos segundos dedicados a Alberto Garzón, saltan rápidamente a Ciudadanos (con las consabidas imágenes mitineras) y pasan sin más dilación a las noticias internacionales. En ese momento interrumpo el tercer sorbo del café y me quedo mirando la televisión con cara de idiota. ¿Ya está? ¿No hay más formaciones a tener en cuenta? ¿Es que acaso Podemos, que ha conseguido 15 escaños en el Parlamento andaluz, no tiene la suficiente relevancia para ellos? Manda narices.

"Ya está -pienso-, ya me han jodido el café."

Es curioso que una televisión pública evite hablar de Podemos de una forma tan descarada. No espero que los idolatren y pongan a sus integrantes en un pedestal, pero coño, que al menos nombren a la formación e informen al respecto, que para eso están. Si no me equivoco, solo hablaron de ellos por los mal llamados "caso Monedero" y "caso Errejón", es decir, para ponerlos a caldo y dar una imagen distorsionada del partido en cuestión. Luego se quejan de su bajo nivel de audiencia....