miércoles, 29 de enero de 2014

Thomas Andrews Jr., el constructor de la leyenda

Thomas Andrews Jr.
Thomas Andrews Jr. fue el ingeniero naval que diseñó el RMS Titanic, RMS Britannic y RMS Olympic. Nació en la Ardara House en Comber, en el Condado de Down, Irlanda del Norte. Tenía un hermano llamado John Miller Andrews y era hijo de Thomas Andrews Sr., un político británico, y Elisa Pirrie.

Thomas Andrews Jr. con su esposa y su hija en 1910
Comenzó su aprendizaje en Harland and Wolff como carpintero durante aproximadamente tres meses. Más tarde se iría a trabajar a la ebanistería durante un mes y luego pasaría a tener su primer contacto directo con los barcos al faenar en los mismos algo más de dos meses. Esto último pareció gustarle, de modo que los siguientes cinco años se los pasó en la oficina de dibujo aprendiendo cómo diseñarlos. Gracias a sus recién adquiridos estudios subió de escalafón y se convirtió en el director de obras de la construcción, pasando a ser miembro ese mismo año de la Institución de Arquitectos Navales.

En 1907, gracias a su tesón y empeño, volvió a ascender y le nombraron director general y jefe del departamento de dibujo en Harland and Wolff . Su incipiente curiosidad y dedicación  le granjeó muchas amistades tanto en la empresa como entre los propios trabajadores, y un año después se casó con Heilly Reilly Barbour, con quien tuvo una hija en 1910.

A partir de 1907 también empezó a trabajar para la White Star Line construyendo el RMS Olympic, el primero de los tres hermanos. Thomas Andrews era muy minucioso en la construcción de los barcos y tenía por costumbre viajar, junto con varios trabajadores, en el viaje inaugural para anotar las mejoras que debían llevarse a cabo tanto en seguridad como en comodidad. Fue él quien insistió en que los mamparos herméticos llegaran hasta la última cubierta y no sólo hasta la E o D. La razón que arguyó fue tan simple como profética. En el posible caso de que ocurriera lo inesperado, esos mamparos (que eran paredes gruesas de acero que lo dividían en secciones) podían llegar a ser lo que salvara al barco de hundirse o, al menos, de que lo hiciera tan rápido. Por mucho que la prensa tildara al Titanic de insumergible él sabía muy bien que el susodicho trasatlántico no era perfecto, pero por desgracia Bruce Ismay, el presidente de la empresa naviera, no estaba para ese tipo de medidas de seguridad. No le apetecía que los pasajeros de primera clase se vieran obligados a empujar gruesas puertas de acero. También desestimó su consejo de añadir más botes salvavidas a sabiendas de que no eran suficientes. ¿La razón? quitaba un espacio precioso en la cubierta y no quería que pareciera demasiado "abarrotada". Andrews, después de haber insistido lo indecible, lo dio por imposible y se dedicó a buscar más cosas que debía cambiar o mejorar.


El Olympic aún sin pintar  a la derecha. A la izquierda el Titanic.
Cuando el Titanic chocó la noche del 14 de abril contra el iceberg en la parte de estribor, Thomas estaba durmiendo en su camarote y apenas lo notó. Fue avisado y llevado a reunirse urgentemente con el capitán John Smith para evaluar los daños y, entonces, tras saber que cinco de los dieciséis compartimentos estaban inundados se percató de que el supuesto barco insumergible se hundiría en menos de dos horas. La ecuación es bien sencilla, si se perforaban más de cuatro compartimentos el barco se hundiría sin remisión. No había vuelta de hoja.

Durante la evacuación, en lugar de ponerse rápidamente a salvo, se dedicó a aporrear todas las puertas para avisar a los pasajeros del desastre. Les aconsejaba que se pusiesen el chaleco salvavidas y subieran a cubierta sin perder el tiempo. Allí les esperaba la heroica banda de música, que tocaría hasta última hora para que no cundiera el pánico aún sabiendo que una vez terminados los botes era muy poco probable que sobrevivieran.

Según indicó el mayordomo John Stewart, vio a Andrews poco antes de la 1:40 AM en estado de shock y observando pensativo el cuadro "Plymouth Harbor" en la chimenea del salón de fumadores de primera clase. Su cuerpo nunca se encontró.

Finalmente, el 19 de abril, su padre, Thomas Andrews Sr, recibió un telegrama del primo de su mujer diciéndole que había hablado con los sobrevivientes en Nueva York buscando noticias de Andrews. Emocionado, leyó el telegrama en voz alta en la casa de Comber.

<<ENTREVISTÉ A LOS OFICIALES DEL TITANIC. UNÁNIMEMENTE DIJERON QUE EL COMPORTAMIENTO DE ANDREWS FUE HEROICO HASTA SU MUERTE, PENSANDO SOLAMENTE EN LA SEGURIDAD DE LOS OTROS. LAS MÁS SENTIDAS CONDOLENCIAS A TODA SU FAMILIA>>.

martes, 28 de enero de 2014

La inquisición, una barbarie que no hay que olvidar.

La imaginación humana es desbordante. Gracias a ella existen hoy en día maravillas como la torre Eiffel, Stonehenge, la catedral de San Basilio (en Moscú, Rusia), la Alhambra de Granada o la ópera de Sídney (Australia). Sin embargo, así como somos capaces de crear construcciones, esculturas y pinturas que pueden dejar admirados a muchos, también lo somos de engendrar horrores cuya malicia hace pensar que han sido concebidos por mentes enfermas y perturbadas. Es la constante contradicción de nuestra especie, que demuestra ser igual de competente tanto para lo bueno como para lo malo.

La inquisición es la representación de la radicalización de la religión hasta sus últimas consecuencias. Una institución dedicada a la supresión de la "herejía" y la libertad de conciencia, donde pensar de forma distinta a los demás se penaba con la muerte. Para ello, como en todo juicio, se necesitaba que el acusado confesara su culpabilidad, y que mejor manera de "convencerlo" que someter al inculpado a varios tormentos físicos. Lo que importaba no era que fuera culpable de haber robado o de pertenecer a una religión distinta, lo que importaba era que te habían apresado y te iban a hacer confesar lo quisieras o no. El cómo doblegaban la voluntad de esta pobre gente es lo más siniestro y ruin de todo, ya que la creatividad para alargar la agonía del infeliz parecía no tener límites.

A estas alturas la verdad es que me sirve de muy poco que el papa Juan Pablo II pidiera perdón por esta oscura época. También se disculpó por la insultante pasividad que tuvo la iglesia católica cuando millones de judíos eran aniquilados por los nazis en las cámaras de gas, pero la disculpa no cambia los hechos. Esa denigrante política de "no importa lo que hagamos, pues luego basta con pedir perdón" se me antoja insultante y digna de una impunidad sin límites. El Vaticano siempre se ha amoldado según la época para encajar sin roces ni problemas, y si para ello debían hacer oídos sordos a genocidios o se veían obligados a hacer tal o cual barbarie no pestañeaban un segundo en hacerlo. Esa es la verdadera cara de esta institución. Imponen su supervivencia al bien común contradiciendo de esa manera no pocos pasajes de su libro sagrado, la biblia. Pero oye, como el papa que tenemos ahora parece ser muy moderno mejor hacemos amnesia colectiva y aquí no pasa nada, ¿no?.

Profundizando más en el tema de las torturas,  os dejo a continuación algunos de los métodos más sonados:


La rueda para despedazar

Era el instrumento más usado en la Europa germánica, después de la horca, desde la baja de la edad media hasta principios del siglo XVIII. Consistía en estirar a la víctima desnuda y boca arriba, con los miembros bien extendidos y atados a estacas, para que el verdugo le machacara cada hueso y articulación hasta convertirlo en una especie de macabro títere. Seguidamente, se le ataba a los radios de una rueda y permanecía ahí mientras los cuervos y diversas aves carroñeras le sacaban los ojos y se comían su carne. La víctima, para su desgracia, seguía viva en esta última fase.





La doncella de hierro

Es el método de tortura más conocido. Se trataba de un sarcófago lleno de clavos estratégicamente colocados para no matar a la víctima al instante. Las afiladas puntas se clavaban en la carne al cerrarlo y el pobre infeliz podía llegar ha estar días enteros muriéndose mientras se desangraba poco a poco.



La cuna de Judas

Creo que en este caso sobran las descripciones. El acusado era izado con las cuerdas según las indicaciones del verdugo y aflojaba o aumentaba la presión según lo convenido. La afilada punta se colocaba en la entrada del ano, la vagina o bajo el escroto.











El desgarrador de senos

La herramienta se calentaba hasta ponerse al rojo vivo y las puntas desgarraban los senos de las mujeres convirtiéndolos en masas informes. Las mujeres que sufrían esta tortura eran normalmente acusadas de herejía, adulterio, blasfemia, magia blanca erótica y otros delitos. 







La sierra

Creo que en esta ocasión una imagen vale más que mil palabras. Lo único que cabe resaltar aquí es que la posición invertida no es casual, ya que debido a esto la sangre fluía más hacia el cerebro y la víctima no perdía el conocimiento hasta que la sierra alcanzaba el ombligo. 










 El toro de falaris
      
 La víctima era introducida en el interior hueco del toro de hierro y, mientras era quemada viva gracias al fuego que los verdugos avivaban, los gritos del pobre desgraciado sonaban como los mugidos un toro a través de los orificios que hacían de nariz. Según cuenta la leyenda su inventor, Perilo, fue sometido a esta tortura para "probar" su eficacia. Lógicamente, murió.   






  El machacador de cabezas    

Al prisionero se lo colocaba debajo de esta "herramienta" y, por medio de la manivela que puedes observar en la fotografía, el verdugo iba fracturando poco a poco el cráneo del reo hasta que finalmente éste se rompía en mil pedazos.    













Todo un ejemplo de amor al prójimo, ¿eh?.

                                                                                                        

domingo, 26 de enero de 2014

Vida extraterrestre, una certeza matemática

Vía Láctea
La existencia de seres inteligentes en otros planetas es una certeza matemática. No sólo porque sería muy arrogante creer que nosotros, la especie humana, somos la cúspide de la creación y de la evolución, sino porque en el inconmensurable e inabarcable universo me temo que, muy probablemente, no somos ni la punta del iceberg de lo que realmente debe existir allá afuera.

Para hacernos una ligera idea, nuestra galaxia, la vía láctea, posee un diámetro medio de 100.000 años luz (1 trillón de kilómetros) y se calcula que el número de estrellas que abarca ronda entre los 200 mil millones y los 400 mil millones. Nuestra galaxia forma parte de otras 40 galaxias que se encuentran muy juntas unas de otras, y por esa razón pasó a llamarse “Grupo Local”.  De esas millones de estrellas hay una enorme cantidad inhóspita de ellas que poseen sus propios planetas. Nosotros, tras mucho esfuerzo y años de progreso tecnológico, apenas hemos logrado pisar la luna y enviar algún robot a Marte, el planeta más cercano. Con nuestros telescopios podemos vislumbrar muy limitadamente lo que ocurre en las galaxias más próximas y, de ese modo, descubrir unos pocos exoplanetas, de los cuales varios de ellos se aproximan bastante a las condiciones que creemos ideales para que haya vida. Y si te lo preguntas, no, no hemos podido saber con exactitud lo que hay más allá de nuestro “Grupo Local” de galaxias.

Ahora, imagínate que la vía láctea es sólo un pequeño, diminuto e insignificante grano de arena en la inmensidad de una playa. Sin ni siquiera haber podido saber con certeza qué es lo que hay en el segundo grano de arena más cercano muchos se creen ya con la autoridad de decir que, si bien es cierto que la posibilidad de que exista vida extraterrestre está ahí, ven alto improbable que se haya logrado desarrollar hasta tal punto que esos seres puedan llamarse inteligentes. Sin embargo, y aun si se tiene la cabeza tan cuadrada como para “afirmar” tal cosa, debemos tener en cuenta que lo único que conocemos es la vida basada en el carbono. Obviamente, es plausible pensar en otras formas de vida que no se sustenten ni se rijan por las mismas “reglas” que nosotros.

En otros mundos infinitamente lejanos a nuestra galaxia, tan remotos y separados por distancias tan enormes que nuestro cerebro no es capaz de imaginar ni asimilar, es probable que no se precise de carbono para la existencia de vida. Esta es una posibilidad que muchos expertos y científicos han visto y sopesado con seriedad, ya que los gases pueden ser distintos en otros lugares.

Las ansias por intentar determinar que no estamos solos ha llevado a la gente a inventarse historias disparatadas, cada cual más imaginativa y pintoresca que la anterior. Inventan abducciones, secuestros, experimentación de extraterrestres con humanos, avistamientos OVNI, etc, etc. En lo personal, yo creo que TODAS las filmaciones y fotografías tomadas y por tomar sobre supuestas naves espaciales son falsas o se han malinterpretado, y lo creo por una sencilla razón. ¿A caso creéis que unos seres miles de años más avanzados que nosotros cometerían el error de dejarse ver?, ¿con qué fin y con qué propósito?. Sinceramente, si nos han llegado a visitar no nos habremos enterado y muy posiblemente jamás lo sabremos. Para que os hagáis una idea, ¿vosotros creéis que las hormigas son conscientes de la existencia del ser humano?, ¿de que a unos pocos kilómetros de donde viven existe una ciudad?. Yo creo que no.

La bautizada señal Wow
Lo más cerca que ha estado nuestra especie de probar científicamente la existencia de seres inteligentes fuera de nuestro planeta fue el 15 de agosto de 1977, cuando el radiotelescopio Big Ear recibió una señal de radio de origen desconocido durante 72 segundos proveniente de la zona oriental de la constelación de Sagitario alcanzando una intensidad 30 veces superior al ruido de fondo. Todavía se desconoce su origen y qué lo pudo provocar, pero las posibilidades que se barajan van desde el mensaje de una civilización extraterrestre inteligente hasta alguna interferencia causada por basura espacial. Se la bautizó como la "señal Wow".

Desgraciadamente, siempre habrá gente dispuesta a distorsionar y diluir la realidad. Los únicos archivos sobre avistamientos OVNI que valen algo la pena son los de aviación. Sí, de los archivos desclasificados. No prueban nada y terminan dejándote con más preguntas que respuestas, pero si se quiere buscar información fidedigna sobre el tema ese es un claro ejemplo. 

sábado, 25 de enero de 2014

Futility, el libro que predijo la tragedia del Titanic

Morgan Robertson, autor de Futility
“Futility, or de Wreck of the Titan”, o bien “Futilidad, el naufragio del Titán” es una de esas historias que llaman la atención. Un relato escrito en 1898 que narra cómo el trasatlántico más grande del mundo se hunde en las aguas próximas a Terranova (¿os suena?). La causa de la tragedia es un iceberg y la inconmensurable idiotez del capitán por despreciar toda prudencia aconsejable. Para acabar de rematar la cosa, el buque en cuestión se llamaba "Titán" y la catástrofe se dio en una gélida noche de abril en la murieron casi todos sus pasajeros por insuficiencia de botes salvavidas.

He de admitir que cuando me topé con la existencia de este profético libro no pude evitar leerlo. La historia en sí no es gran cosa, pero lo que sorprende es la increíble semejanza que posee con la tragedia que se dio catorce años después. Estoy hablando, efectivamente, del ya mítico Titanic.

Algún lector cauto y con los pies bien puestos en el suelo podrá pensar que solo fue causalidad, una de esas improbables pero asombrosas ironías del destino que, en ocasiones, te hace un macabro guiño a modo de burla. Sin embargo, las coincidencias van mucho más allá de las nombradas anteriormente, ya que las características de ambos buques, el ficticio y el real, son prácticamente idénticas. Tan idénticas que casi parece que Bruce Ismay, presidente y director de la White Star Line, construyera el R.M.S Titanic basándose en el libro de Morgan Robertson. Si tomáramos esta peregrina hipótesis como real habríamos de suponer que los escritos de Robertson se hicieron realidad con una precisión pasmosa, lo que no resulta muy tranquilizador, la verdad.

Para que os hagáis una idea más clara de la similitud de ambos casos, os dejo aquí los datos a modo de esquema:


¿Qué opináis?.

jueves, 23 de enero de 2014

Rasputín, la influencia del monje loco


Muchos ven a Grigori Rasputín como uno de los principales responsables de la caída del imperio zarista, y no es para menos. La influencia que poseía sobre la zarina Alexandra era, para muchos, un lastre que la monarquía rusa tuvo que soportar durante varios años creando inestabilidad, descontento, confabulaciones y polémica. Sin embargo, ¿quién era este hombre que se las daba de místico y curandero?.

Grigori Lefímovich Rasputín nació un 10 de enero de 1869 en Pokróvskoye, un pueblo ubicado en el óblast de Tiumen, aldea de peregrinación. Se lo llegó a conocer popularmente como “el monje loco”, y en su lugar de origen pretendía darse una apariencia de Jesucristo teniendo fama como sanador mediante el rezo. Gracias a esto, en 1905 llegó hasta el palacio de los zares por medio de una recomendación de Anna Výrubova, amiga personal de la zarina. La razón por la que se le concedió el “honor” de visitar a los monarcas fue bien simple: su hijo Alexei padecía de hemofilia y la medicina de entonces no podía hacer gran cosa. Alexandra, madre que sobreprotegía a su hijo a causa de la enfermedad, sufría mucho cuando éste se abría una herida y era imposible que dejara de sangrar. Su sangre no coagulaba, de modo que cualquier tropiezo podría llegar a ser mortal. La desesperación de ver que el heredero a la corona rusa tuviera una salud tan delicada y el saber que su esperanza de vida no era muy larga le añadía un estrés que la dejaba muchas veces en estado depresivo, así que, como último cartucho de esperanza, lo mandó llamar esperando lo imposible.
Rasputín con sus admiradoras en 1914

Para sorpresa de todos, Rasputín terminó siendo el único que conseguía que el zarévich se sobrepusiera de sus ocasionales recaídas. Lo lograba sólo con palabras, susurrándole al oído, hablando en voz alta y con la osca ceremonia que lo caracterizaba. Los médicos creían que utilizaba la hipnosis como remedio, pero lo cierto es que hasta el día de hoy todavía se desconoce el modo en que “sanaba”. Realmente es un misterio inquietante que sigue fascinando a muchos.

El peculiar monje se granjeó una inestimable reputación en una buena parte de la aristocracia rusa. El carisma personal que poseía, sus dotes nada desdeñables como orador y la manera misteriosa y poco clara que tenía al hablar le confirieron un halo casi sobrenatural entre la corte. Tanto es así que la propia zarina le pedía consejo incluso para diversas decisiones de estado.

Sin embargo, también tenía detractores. El problema de Rasputín es que profesaba una religión repudiada por la Iglesia Ortodoxa Rusa conocida como “flagelantes”, la cual consistía básicamente en la creencia de que el dolor físico fortalecía la fe. En las reuniones de esta secta se organizaban fiestas y orgías constantes y Grigori se volvió un acérrimo integrante. Por ello, no era nada raro verlo merodear por las calles con prostitutas o tonteando con varias mujeres aristocráticas. Sus increíbles borracheras también eran bien conocidas, y todo esto provocó en más de una ocasión varios altercados y problemas que puso en entredicho tanto la imagen como la moralidad de los zares. La zarina, en cambio, lo defendía a capa y espada argumentando que era un santo y que todo eran rumores malintencionados.

El poder que llegó a tener el susodicho “monje” fue tal que cada decisión tomada por el zar Nicolás II era supervisada por él. Si no le parecía bien, el propio zar, manipulado por la esposa que, a su vez, era manipulada por Rasputín, cambiaba su veredicto hacia otro para que diera el visto bueno. Obviamente, el gobierno y la corte se dio cuenta de esto y empezaron a urdir un plan para terminar de una vez por todas con ese condenado hombre que, de una forma que nadie comprendía, había llegado a poseer tanta influencia sobre los monarcas. Corrían rumores que decían que se trataba de un espía alemán.

Primero, el primer ministro Alexander Trépov le ofreció doscientos mil rublos para que regresase a Siberia, pero Rasputín, que se encontraba en su salsa viviendo a cuerpo de rey no estaba dispuesto a renunciar a todo eso y largarse sin más, así que se negó. Finalmente, y viendo que por las buenas no se iban a librar de él, decidieron asesinarlo.

La primera tentativa de asesinato la llevó a cabo el exministro del interior Alexéi Jvotov, pero el que realmente lo consiguió fue el príncipe Félix Yusúpov, que fue ayudado por un líder derechista de la Duma, Vladimir Purishkévich, y dos grandes duques, Dimitri Pávlovich y Nicolás Mijáilovich.

Todos ellos planearon atraer al monje al palacio de Yusúpov bajo el pretexto de que se reuniría con la esposa de éste, la gran duquesa Irina Alexándrovna. Rasputín, pese a todo, ya se olía algo y fue además advertido de que se trataba de una trampa, pero por alguna razón que no alcanzo a comprender decidió ir de todos modos. Una vez allí, se lo invitó a comer unos pasteles que estaban envenenados con cianuro. Grigori se hartó de comer, y al ver sus “anfitriones” que no le pasaba nada se reunieron en un aparte completamente contrariados por la ineficacia del veneno. Finalmente, resolvieron el problema tras matarlo de un tiro y arrojar su cuerpo al río Nevá, donde fue encontrado días después.

El caso de Grigori Rasputín es el ejemplo de cómo un poco de carisma, mezclado con una personalidad atrayente y ciertos dotes de oratoria pueden hacer verdaderos milagros. Pasará a la historia como el osco campesino que, por un tiempo, fue casi o tan importante como el propio Nicolás II. Algo que, sin duda, da que reflexionar.



sábado, 18 de enero de 2014

El hombre más inteligente de la historia.


William James Sidis es el claro ejemplo de cómo lo imposible puede hacerse realidad.  Una persona normal suele tener un coeficiente intelectual de entre 90 y 110, pero el de este individuo rondaba la friolera de 250 a 300. Algo realmente extraordinario si tenemos en cuenta que personalidades tan destacadas como  Albert Einstein y Leonardo Da Vinci no sobrepasaban los 200, ni siquiera los 180. William es, por tanto, el hombre más inteligente de la historia.

Sus progenitores, Sarah Mandelbaum Sidis y Boris Sidis, eran unos inmigrantes rusos que habían ido a probar fortuna a Nueva York en 1898 por motivos políticos (eran comunistas judíos), y desde bien temprano su padre, que era psicólogo, aplicó sus conocimientos sobre psicología para promover en él una elevada capacidad intelectual. Tanto es así que a los 8 años ya conocía, además del inglés, 8 idiomas (latín, griego, francés, ruso, alemán, hebreo, turco y armenio) y a los 7 años se inventó uno, el vendergood. Más tarde, a los 11 años, logró entrar en la universidad de Harvard siendo experto en matemáticas aplicadas y se graduó en medicina a la temprana edad de 16 años. 

En 1914, poco después de abandonar la escuela de leyes, fue arrestado en Boston por participar en una marcha comunista reivindicando el día del trabajador. La manifestación terminó en disturbios y fue sentenciado a 18 meses de prisión. En el juicio, Sidis declaró ser ateo y comunista.

Después de esto, a los padres de William se les criticó grandemente por el modo en que habían educado a su hijo y las "ideologías" que le habían metido en la cabeza. Los diarios los  tacharon de malos padres y la opinión pública se puso en su contra. Sin embargo, el problema principal con el que se encontró este joven a lo largo de su vida no fue el odio irracional que la gente del lugar profesaba hacia el comunismo, sino el rígido sistema educativo que, de forma continua, le ponía trabas  y le impedía avanzar todo lo rápido que hubiera deseado. La estructura universitaria estaba montada para la gente "normal", pero la cuestión es que él no lo era, y quizá fue esto lo que le impidió despuntar brillantemente en algo y dejar la impronta que alguien de su condición debería haber dejado. 

Falleció (supuestamente por una embolia cerebral) a los 46 años de edad tras acabar su séptima carrera y dominar a la perfección cerca de 17 idiomas.

martes, 14 de enero de 2014

George Eastman, un hombre que pasó a la historia



Una de las cosas que consiguió George Eastman, fundador de la Eastman Kodak Company, es que la fotografía no solo fuera un lujo reservado exclusivamente para la alta burguesía, sino algo cotidiano fácilmente alcanzable en cualquier clase social. La convirtió en un hobby, un pasatiempo corriente gracias al cual todo el mundo podía tener recuerdos gráficos de su pasado y seres queridos. De esos viajes inolvidables que se desea inmortalizar, de esos momentos aparentemente cotidianos pero que, sin saberlo, en un futuro adquieren gran significado. Todo esto lo hizo posible inventando el mítico rollo de película, que revolucionó el mundo de la fotografía y relegó a la placa de cristal al olvido.

En el año 1888 Eastman registró la ya archiconocida marca Kodak y recibió una patente para su nueva cámara. Ese mismo año puso en el mercado la cámara Kodak 100 Vista bajo la frase promocional: “Usted aprieta el botón, nosotros hacemos el resto”. El eslogan puede carecer de sentido hoy en día, pero la verdad es que antes de que surgiera el rollo de película se requerían amplios conocimientos en fotografía y en productos químicos, razón por la que resultaba, entre otras cosas, un completo engorro para aquel que le tocara sacarla. La Kodak ya venía cargada con su propio rollo para hacer fotos y no requería ningún tipo de conocimiento más allá de apretar el susodicho botón, por lo que su éxito fue inmediato.

Un año después, Eastman mejoró el carrete sustituyendo el de papel por uno de celuloide, y más tarde eliminaría el problema de que sus clientes se vieran obligados a volver a la tienda para que le extrajeran el rollo y se lo revelaran. A partir de entonces ya era posible sacarlo a plena luz del día y cambiarlo instantáneamente por otro nuevo, lo que facilitó en gran medida su manejo.

Lamentablemente, Heastman heredó de su madre grandes defectos. Sufría problemas cardíacos, diabetes y, lo que finalmente lo sentenciaría a postrarse en una cama de por vida: una enfermedad degenerativa en la espina dorsal. Este hombre, habiendo sufrido lo indecible cuando vio morir a su madre de forma lenta y agónica ante otra enfermedad, resolvió el problema con una sencillez, simpleza y lógica que aun a mucha gente de hoy en día sigue sorprendiéndole. Prefirió suicidarse antes de empezar a sufrir el martirio de la enfermedad.

George Eastman, a los 77 años de edad y habiendo vivido una vida de película, dejó una carta a sus familiares y amigos que, si bien muchos pueden ver criticable, explicaba sus razones de una forma franca y directa.

«A mis amigos: Mi trabajo está hecho, ¿por qué esperar?»

lunes, 13 de enero de 2014

Stalin, un personaje de contrastes.


Las purgas efectuadas por Stalin son ya legendarias. Cientos de miles de miembros del Partido Comunista Soviético, socialistas, anarquistas y opositores fueron apresados en campos de concentración y otros tantos fueron ejecutados. Este modo tan brutal de represión le ayudó en gran medida a consolidar su poder. Un poder que no se podía cuestionar y ni siquiera debatir o tener una opinión contraria. La libertad de objeción que existía cuando gobernaba Lenin se terminó en el mismo momento en que murió el 21 de enero de 1924. Lenin era un líder al que no le molestaba discutir con aquellos que no estuvieran totalmente de acuerdo con él, pero con Stalin el sólo acto de manifestar una opinión contraria a la suya ya era motivo de condena, y ese miedo, ese ciego terror que incluso sus más allegados le profesaban, se acabó volviendo en su contra cuando más lo necesitaba. Estoy hablando, efectivamente, de las sospechosas circunstancias de su muerte en octubre de 1952.

Algo que cabe destacar es que Lenin ya advirtió en su testamento que Stalin no era el adecuado para gobernar.  Era una persona demasiado brutal en sus actos como para saber manejar con presteza el gobierno de la URSS. De hecho, él mismo citó en el susodicho testamento que Stalin, Secretario General del Partido Comunista desde 1922, de tener la autoridad ilimitada en sus manos no estaba seguro que supiera utilizarla con prudencia. De Trotski decía que era, quizá, el más idóneo para tomar las riendas del país, pero que estaba demasiado atraído por el aspecto puramente administrativo de los asuntos. También, sabedor de los rifirrafes que había entre ambos personajes, advirtió que una disputa entre los dos dirigentes podría conducir a una escisión.

Por desgracia, Lenin se dio cuenta de todo esto con cierto retraso. Fue un tremendo error darle la secretaría general, una secretaría general que Trotski tuvo la oportunidad de detentar pero que desaprovechó. Cuando Lenin envió una carta secreta a espadas de Stalin al XII Congreso del partido, su futuro sucesor se enteró de ello y, tras conseguir aplazarlo hasta abril de 1923, logró que allí solo se debatiera lo puesto en ese escrito. Con este último intento a Lenin se le acabaron los cartuchos para intentar destituirlo, porque era eso lo que pretendía, quitarle de en medio para evitar un mal mayor. Sin embargo, si había algo que le sobraba al futuramente denominado “padre de los pueblos” era astucia, y supo usarla en su beneficio.

A pesar de todo, no hay que negar lo evidente. Es cierto que Stalin fue un megalómano y un tirano, pero gracias a sus políticas puso a la URSS como una de las mayores superpotencias mundiales. Tanto es así que competía incluso con Estados Unidos. Los avances que se produjeron en el campo económico, tecnológico, industrial y científico fueron más que notables. Convirtió 25 millones de parcelas en 250.000 cooperativas y realizó la operación logística más grande de la historia al trasladar piedra a piedra 2.500 fábricas a los Urales. También alfabetizó, educó y dio de comer al 90% de la población rusa y, lo que nunca se debe olvidar, fue el único que pudo acabar con Hitler.

Por si lo dicho anteriormente fuera poco, muchos comunistas creen que el actual presidente ruso, Vladimir Putin, le debe a Stalin el potencial nuclear, el programa espacial que han sido capaces de desarrollar y el estado de bienestar, así que no todo es de color negro en su historia ni hizo las cosas tan mal. Lo que hay que preguntarse aquí es si el fin justifica los medios, ya que se cargó a casi un millón de miembros de su propio partido, masacró a 22.000 oficiales polacos en los bosques de Katyn y recompensaba a los espías rusos metiéndoles en campos de concentración por si se habían corrompido al vivir en países extranjeros. Tampoco hay que olvidar que dejó morir de hambre a 7.000.000 de campesinos como castigo por negarse a unirse a la revolución.

Al final, resulta ser un personaje de contrastes tan exagerados que es difícil ponerse de acuerdo en si fue un mal o un buen dirigente si se opina desde la fría imparcialidad. Yo, desde luego, opino que no hay nada que justifique los genocidios que cometió, pero....¿qué opinión te merece a ti?


domingo, 12 de enero de 2014

El declive de la Casa Real Española

Antes de que estallara el caso Nóos en 2010, la Casa Real gozaba de una imagen prácticamente impecable. La mayoría de los ciudadanos solo tenían buenas palabras para la familia real y se enorgullecían de que fueran de los pocos que no generaran habladurías de más. Todo parecía perfecto, sobretodo cuando por fin, tras largos años de espera, el príncipe Felipe logró casarse el 22 de mayo de 2004 con Letizia Ortiz Rocasolano, una periodista nacida en Oviedo. El detalle de que la nueva princesa de Asturias fuera de la "plebe" fue visto con buenos ojos por parte del pueblo español, ya que se tomó como una señal de "acercamiento" por parte del príncipe. No obstante, el desagrado del rey fue evidente pese a los intentos de disimularlo. El heredero a la corona se vio incluso obligado a ponerle entre la espada y la pared advirtiéndole de que si no aprobaba su matrimonio sería capaz de renunciar a sus derechos dinásticos, lo que ocasionó que finalmente claudicara y, muy a regañadientes, consintiera la boda.

Muchos califican al Caso Nóos como un cáncer para la familia real, y en mi opinión debo decir que no les falta razón. Tras la imputación de Iñaqui Urdangarin el 29 de diciembre de 2011 y su posterior declaración el 6 de febrero del siguiente año, la popularidad del rey empezó a menguar. Era el primer miembro de la familia real española en ser imputado, y esto hizo que, a comienzos de 2013, se borrara de su web la página que le correspondía y pusieran únicamente su nombre e imagen en la página personal de la infanta Cristina. Asimismo, se le retiró también el título de "Duque de Palma".

Al hablar sobre un tema tan delicado voy a intentar ser todo lo neutro posible, pero la verdad es que no alcanzo a comprender la razón por la que se metió en todo este fregado sabiendo de sobra que dinero era lo único que no le faltaría. ¡Era el esposo de una de las hijas del rey!, ¿qué necesidad tenía de meterse en casos de corrupción?. Sinceramente, es en este tipo de situaciones cuando el famoso dicho de "la avaricia rompe el saco" se impone cual ley matemática inquebrantable.

Como consecuencia de todo esto, el pasado 3 de mayo de 2013 se hizo público el resultado de una encuesta en la que se valoraba a la Corona, y los resultados no pudieron ser más demoledores: un 3'68. También hay que decir que los "deslices" del rey influyeron en gran medida a que el resultado fuera tan bajo. Torpezas como la caza de elefantes en Botsuana, de la que nos enteramos únicamente porque se rompió la cadera al tropezar con un escalón en plena noche, y sus supuestos líos de faldas (y digo supuestos porque aquí hay que soltar la información con pinzas) no han pasado desapercibidos y le han restado puntos a la ya mermada cifra.

A pesar de todo, nada de lo dicho anteriormente puede compararse ante el nuevo mazazo que se les ha venido encima: la imputación por segunda vez de la Infanta Cristina. El juez Castro ya intentó imputarla por vez primera en abril de 2013, pero la Fiscalía de Anticorrupción de Baleares siguió manteniendo que no existían indicios suficientes para imputarla y, tras recurrir la decisión del juez, se levantó la imputación. No obstante, hace relativamente poco volvió a ser imputada y en esta ocasión sí que va a prestar declaración.

El cómo terminará todo esto prefiero dejarlo a la libre opinión de la gente. ¿Creéis que al final alguno de los dos pisará la cárcel?

La llegada del hombre a la luna, ¿verdad o mentira?


El mundo de la conspiración está lleno de contradicciones. Se encuentra saturado de gente que cree que unos marcianos con aspecto de reptil disfrazados de humanos viven entre nosotros  manejando los hilos del mundo. Sin embargo, y he aquí la brutal incoherencia, se niega a admitir que el ser humano logró llegar a la luna en 1969.

Estoy seguro que alguno de los que me lea ya habrá saltado de la silla como un resorte tildándome de ignorante, pero antes de juzgar el artículo entero por su introducción os pido que tengáis paciencia y lo leáis primero. Luego me ponéis verde si queréis.

Esto son los puntos más polémicos:

1) La bandera flameaba

La bandera tenía instalado un travesaño para que pudiera verse bien y no tener que estar el astronauta sujetándola con el brazo. Lógicamente, al no haber oxígeno ni viento en la luna era imposible que ondeara, y los pocos momentos que se movió fue porque el astronauta en cuestión estaba manejando el mástil para poder clavarlo bien en la tierra lunar.

2)  En el despegue de vuelta a la tierra no se aprecian las llamas.

La razón por la que no se pudieron ver las llamas en el despegue es tan sencilla como que al no haber oxígeno es imposible que haya combustión. En las películas de Star Wars, por ejemplo, todas esas explosiones tan chulas y ruidosas se hicieron para que al espectador no le diera la sensación de estar viendo una película muda, ya que si no hay oxígeno no existe ni combustión ni sonido.

3) Las sombras no cuadran, no se ven paralelas

Cuando uno mira desde arriba las sombras que dejan, por ejemplo, dos palos clavados en el suelo podrá apreciar que, efectivamente, son paralelas. No obstante, al cambiar la perspectiva y ver esas mismas sombras desde el piso nos daremos cuenta de que convergen. Además, de haber existido dos fuentes de luz, tal y como apuntan algunos escépticos, ¡cada objeto tendría dos sombras!.

3) Las pisadas se ven demasiado nítidas

En este caso volvemos a comentar el tema de la ausencia de oxígeno, ya que al despegar la nave no se alzó tanta polvareda como para borrar las huellas. Al carecer por completo de este elemento y no haber masas conductoras que facilitasen su dispersión, las partículas de polvo que se movieron fueron las afectadas directamente por la fuerza de propulsión. Si no hay aire que mueva las partículas no se puede hacer gran cosa, la verdad.

4) En las fotografías no se ven las estrellas

Como en la luna no hay atmósfera la luz del sol no se “filtra” y, en consecuencia, es increíblemente fuerte. Los astronautas tenían que usar filtros en sus cascos para no dañarse de forma irreversible los ojos. Debido a ello, el tiempo que expusieron las cámaras para que no se velara la película fue muy breve y no llegó a distinguir la luz de las estrellas. Si tú probases hacer una fotografía de noche a tus amigos te darías cuenta de que tampoco saldrían las estrellas.

5) La carrera espacial se hizo en la guerra fría

Esta es la que considero la prueba de oro, y la razón es bien simple. Si los estadounidenses no hubiesen llegado a la luna y realmente todo fuera un montaje, ¿no creéis que los soviéticos se habrían percatado de ello en el minuto 1?. No me cabe ninguna duda de que estarían vigilando cada paso dado por los astronautas siguiéndolos desde su despegue hasta su llegada a la tierra. Suponer que no fueron capaces de hacer tal cosa es absurdo a la vez de incoherente.

6) El láser reflector dejado por Armstrong y Aldring en la luna

Los dos célebres astronautas dejaron en la luna un láser retro-reflector que apuntaba desde la tierra y con la que se pudo conocer la distancia exacta a la que se encontraba la luna de nuestro planeta azul. Por consiguiente, esta termina siendo una prueba aún más irrefutable que la anterior.

7) Los astronautas se veían iluminados pese a estar en la sombra

El polvo lunar posee la extraña y peculiar característica de reflejar la luz del sol en la dirección de donde proviene, por lo que, evidentemente, al reflejarla desde el suelo se topaba con el traje del astronauta y lo iluminaba como un faro pese a encontrarse en las sombras.

8) La nave no deja cráter al aterrizar

La nave no hizo ningún cráter al aterrizar sobre la superficie lunar porque los propulsores no funcionaban al máximo durante la maniobra. Cuando un avión va a aterrizar sobre la pista de un aeropuerto no lo hace a la misma velocidad de vuelo, sino a una muchísimo menor para evitar estrellarse (como es obvio).

Probablemente me estaré dejando algún punto por exponer, pero la verdad es que considero a los mostrados más que suficientes como para probar de forma decente que el ser humano SÍ llegó a la luna en 1969. No comprendo ese mal vicio de intentar darle mil vueltas a un tema que, sencillamente, no tiene ningún misterio. El vídeo que se mostró a la gente en 1969 sobre esos astronautas pisando cómicamente nuestro satélite es real como la vida misma, y quien lo intente negar que vaya a las pruebas que así lo verifican.

sábado, 11 de enero de 2014

¿e-book o libro en papel?

Autor de la imagen: Netalloy

El dilema de si es mejor utilizar libros electrónicos o libros en papel comienza ya ha eternizarse. El avance de la tecnología y su minimalismo nos ha permitido ahorrar espacio en nuestra casa, no llenarla de trastos inútiles que rara vez volveremos a tocar y, lo que muchos dan por hecho, ahorrar dinero.

Una de las ventajas de comprarse un libro electrónico es que puedes almacenar en él cientos de libros, muchos de los cuales es posible conseguirlos gratis o a un precio irrisorio si lo comparamos con los libros físicos tradicionales. No ocupa espacio en nuestra estantería, resulta ideal para leer en el tren, el metro o el autobús y cabe perfectamente en el bolso o en cualquier bolsillo ancho de nuestra chaqueta. Todo parecen ser ventajas a simple vista, pero hay algo que no solemos tener en cuenta cuando adquirimos un e-book: la durabilidad.

Como cualquier aparato electrónico de hoy, su vida útil tiende a ser escasa. Hay personas que son cuidadosas y pueden alargar el uso de su libro electrónico hasta 3 o 4 años, pero lamentablemente la batería, siempre tan molesta en estos casos, es su talón de Aquiles. Con el tiempo terminará agotándose cada vez más deprisa y llegará a un punto en el que acabes tan harto que te comprarás uno nuevo. También pueden estropearse por simple desuso o por un error de fábrica, lo que resultaría una auténtica putada si tenemos en cuenta que los más baratos cuestan alrededor de 90 euros.

Con los libros en papel no tenemos que ir con tanto cuidado ni mimo. Si se mojan los dejas secar al sol, si les entra arena mientras lees en la playa no pasa absolutamente nada y si los pierdes, a no ser que se trate de un libro muy caro de edición de lujo, no te va a quitar el sueño. Tampoco se van a estropear porque no los toques en mucho tiempo y si coge polvo no se deshará ni nada por el estilo. El libro siempre va a estar ahí, listo para que lo vuelvas a leer.

El libro de la izquierda es de 1985, mientras que el de la derecha es de 1776

Una de las desventajas que le encuentro a los libros en papel actuales es que, desgraciadamente, la obsolescencia también se ha apoderado de ellos. Sí, sé que puede sonar raro e incluso absurdo decir algo así de un simple montón de papel pegado con cola, pero lo cierto es que la calidad de las hojas que ahora se fabrica es muchísimo menor que antes. Como ejemplo, tenemos la fotografía de arriba. El que está más alejado (el de la derecha) es de 1776, mientras que el que se sitúa más cerca (el de la izquierda) es de 1985. El papel del libro más antiguo es de pergamino, lo que se nota por su tacto áspero y el anormal grosor del mismo. Sin embargo, el de la izquierda es fino, endeble y tienes que ir con cuidado al pasar las páginas para no rasgarlas.

Lo que quizá más llama la atención es que el libro antiguo de teología, que tiene la friolera de 238 años, posee un color más blanco en sus páginas que el otro libro, que apenas cuenta con 29 años. Esto nos da una ligera idea del modo en que están evolucionando las cosas, ya que la vida útil de un libro físico de hoy es de 30 o 40 años. Muchos de ellos incluso menos. 

Yo, en lo personal, prefiero los libros tradicionales. Los considero más reales y, a la larga, más baratos. Recordad que también existen las librerías de segunda mano, donde se pueden encontrar verdaderas gangas y cuyos libros, en muchos casos, no son ni más ni menos viejos que los que podemos encontrar en una librería de "primera mano". Algunos incluso portan todavía el envoltorio de plástico intacto.

¿Qué preferís vosotros?

martes, 7 de enero de 2014

Zoya Kosmodemyanskaya, un ejemplo de lucha

Zoya Kosmodemyanskaya
Cuando leí sobre el caso de Zoya Kosmodemyanskaya, una adolescente soviética de 18 años firmemente convencida del importante papel que debía desempeñar la URSS, su trágico desenlace me impactó. Aunque más que su final, lo que me llamó la atención fue la templanza con la que afrontó su propia ejecución.

Zoya nació en 1923 y se unió a las juventudes comunistas a la temprana edad de 15 años. Tres inviernos después, más concretamente el 31 de octubre de 1941, se integró, junto con 2000 voluntarios, en el destacamento partisano 9903 del frente occidental. Fue para ello entrenada e instruida sobre lo que debía hacer y cómo llevar a cabo las órdenes que le mandaran, y después de ese corto período se la destinó a la región de Bolokolamsk (Moscú), donde se encargaron de minar los caminos en territorios ocupados

El 17 de noviembre se publicó la orden de impedir que el ejército alemán se esparciera por pueblos y aldeas donde pudieran conseguir cobijarse del frío y obtener comida fácilmente. Era una estrategia de desgaste, y a Zoya le tocó ir a esa misión y quemar cualquier lugar que los germanos vieran idóneo para pernoctar.
Zoya Kosmodemyanskaya momentos antes de su ejecución

Según la orden, en un total de 5 días debían quemar 10 aldeas donde las tropas alemanas estaban establecidas. Sin embargo, tras varios encontronazos con el enemigo, su grupo se dispersó y se vio obligada a continuar sola portando como armas una pistola Nagán y varios cócteles Molotov. Atacó tres casas y establos en Petrishevo, pero los germanos tenían a su disposición “topos” entre las filas de la joven y uno de ellos la engañó y fue capturada. Ese fue, lamentablemente, el principio de su fin.

Tras su captura, se la torturó durante dos largos días para extraerle toda la información posible, pero Zoya, dura como una piedra, lo único que les dijo fue su nombre de guerra: Tania. No reveló el nombre de ninguno de sus compañeros y tampoco les confesó los planes que tenían preparados. Los soldados, viendo que era imposible que abriera la boca, construyeron una horca en la calle del pueblo y se dispusieron a colgarla a la mañana del día siguiente.

En el trayecto que la separaba de la cámara de tortura a la horca tuvo que soportar los insultos de los soldados mientras colgaba de su cuello un cartel que ponía “incendiaria de casas”. Apenas puedo imaginar lo que debió sentir aquella joven al ver la soga ondeando al viento, pero si estaba asustada no lo mostró.
 
Zoya antes de que le pusieran la soga
Cuando le pusieron la soga en el cuello e intentaba mantener el equilibrio en el cubo sobre la que se soportaba, miró desafiante a los presentes y les dijo: “No os rindáis, hay que ayudar al Ejército Rojo. Nuestros camaradas vengarán mi muerte contra los fascistas. La Unión Soviética jamás será vencida". Poco después, dirigiéndose a los soldados alemanes, Zoya gritó: "Rendiros antes de que sea tarde, podréis ahorcar a muchos de nosotros, pero nunca a 170 millones". Acto seguido, uno de los soldados germanos le dio una patada al cubo y la joven se agarró con todas sus fuerzas a la cuerda para evitar ahogarse, pero los numerosos golpes que sufrió por parte de los soldados la obligaron a soltarse y murió.

Ante todo, he de decir que no soy comunista. Es una ideología que se llevó a la práctica con un buen propósito al principio, pero desgraciadamente acabó corrompiéndose hasta tal punto que, en los últimos momentos de la URSS, ya ni los propios gobernantes creían en ella. Aun así, casos como los de Zoya demuestran que siempre habrá gente dispuesta a cambiar las cosas, y es ese el mensaje final con el que me quedo.  

viernes, 3 de enero de 2014

La importancia de la agricultura en los automóviles



La importancia que tiene la agricultura en una sociedad tan industrializada como la de hoy en día pasa muchas veces inadvertida. Un ejemplo de ello es que cuando compramos un automóvil no pensamos que materias primas como el algodón y el maíz toman un papel muy importante en su producción. Ahora bien, si te preguntas qué demonios tiene ver el maíz con la compra de un coche los datos que voy a darte te sorprenderán.

Para la producción de un millón de automóviles en los años 50 se necesitaba lo siguiente:

- 40 millones de kilos de algodón, es decir, la cosecha de 226.000 hectáreas para: tapicerías, forros para frenos, dispositivos de tiempo y cristales irrompibles.

-175,000 hectolitros de maíz -la cosecha de 4,568 hectáreas- para hacer sustitutos de caucho, alcohol butilítico y solventes.

- 1.080,000 kilos de aceite de linaza -producto de 7,087 hectáreas de lino- para la fabricación de pinturas lubricantes, jabón blando y glicerina.


-9.500,000 litros de melaza -producto de 5,060 hectáreas de caña de azúcar- para la manufactura de anticongelantes, fluidos para muelles hidráulicos y solventes.

-1.440,000 libras de lana -producto de 800,000 ovejas- que se transforman en tapicería, rellenos, antioxidantes, alfombras y lubricantes.

- 138,000 metros cuadrados de cuero -producto de 30,000 cabezas de ganado- para hacer tapicería y cola de pegar.

-20,000 cerdos para suministrar 450,000 kilos de manteca para lubricantes, ácido oleico y cerdas para cepillos.

-157,000 kilos de pelo -producto de 87,500 cabras- para hacer tela para tapicería, y, 900,000 kilos de aceite de soya -la cosecha de 4,050 hectáreas- para la fabricación de esmaltes.

Esto prueba una vez más que la base sobre la que se sustenta todo país es precisamente la agricultura. Un tema en el que no solemos pararnos a pensar pero que, sin el cual, el desarrollo que se ha dado y que, pese a la crisis actual, disfrutamos no sería posible. Es algo que lleva a la reflexión, ya que... ¿te imaginas que de pronto montan una huelga indefinida de forma mayoritaria?. De darse el caso nuestro sistema probablemente se iría desmontando y cayendo como un castillo de naipes, aunque no creo que el gobierno permitiera que ocurriera tal cosa, la verdad.