lunes, 21 de septiembre de 2015

Ejercicios de cinismo



Según la RAE, el cinismo es la "desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones vituperables". Hay muchos tipos de cínicos, cada cual más deplorable que el anterior, pero los que más me molestan son aquellos que dicen representar al pueblo. Afortunadamente, detectarlos es una tarea muy sencilla. Lo único que tienes que hacer es tirar de hemeroteca y buscar contradicciones en sus declaraciones.

Sé que en este tema el que más destaca es el Partido Popular, pero como no quiero que el artículo parezca parcial o tendencioso pondré ejemplos de todos los colores. Sí, también de Podemos.

Rajoy asiste a la boda de Maroto

El partido de Mariano Rajoy se ha visto arrastrado en los últimos tiempos por el creciente aperturismo de la sociedad española. Hace apenas de una década, los populares pusieron el grito en el cielo cuando Zapatero legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo. Como ejemplo, os dejo algunos de sus reproches:
- "El matrimonio siempre ha sido una institución entre un hombre y una mujer" (Rajoy, 2005). 
- "Es una manía del gobierno de parecer moderno y no una reclamación de los homosexuales" (Rajoy, 2005).
- "Yo hubiera hecho la misma ley sin llamarla matrimonio, porque la palabra matrimonio, creo yo que es un poco meter el dedo en el ojo a los católicos, y sin embargo los mismos derechos y libertades se hubieran podido dar con otro nombre" (Rajoy, 2008)
- "La unión entre homosexuales no puede ser llamada matrimonio porque esto ofende a la población" (Aznar, 2006) 
- "Hablar de orgullo gay, creo que es un error social" (Fraga, fundador del PP, 2005). 
- "Tenemos que acabar con leyes asquerosas"(Fraga, fundador del PP, 2005). 
- "Yo no tengo nada en contra de los homosexuales; si nacen así, pues qué se le va a hacer, pero que no digan encima que están orgullosos de funcionar al revés" (Fraga, fundador del PP, 2005).
A todo esto habría que añadir que el PP recurrió ante el Tribunal Constitucional la ley aprobada por el gobierno socialista. Adujeron, aparte de lo que habéis leído más arriba, que les parecía "un fraude de ley" llamar matrimonio a las uniones homosexuales. También arguyeron que el artículo 32 de la constitución solo permite el matrimonio entre un hombre y una mujer, detalle que ocasionó que el secretario de Movimientos Sociales, Pedro Zerolo, les respondiera que "lo que es inconstitucional es la discriminación". Huelga decir que el recurso no salió adelante.

Supongo que no andaré muy errado cuando digo que la decisión de Rajoy es puramente electoral. No creo que haya asistido a la boda con especial ilusión, sobre todo si tenemos en cuenta que parte de su partido le ha criticado su incoherencia, pero como es consciente de que ha de mostrarse abierto no le quedaba otra opción. Puestos a elegir, es preferible que te acusen de incoherente y no de homófobo.

Pedro Sánchez y la historia de Juana (o Valeria)

Pedro Sánchez siempre me ha parecido un político torpe, acartonado y con cierta tendencia a 'cagarla'. La primera metedura de pata la cometió en un mitin del pasado junio cuando exhibió una enorme bandera española. Teniendo en cuenta que el PSOE es de tradición republicana me pareció una significativa contradicción, aunque por otra parte, también recuerdo que el año pasado el PP y el PSOE se aliaron para impedir un referéndum entre monarquía y república. ¿Qué es entonces el PSOE? Hoy por hoy, un partido sin ideología.

La segunda 'cagada' fue precisamente la de inventarse diferentes historias sobre una tal Juana, que bien podía tener el don de la ubicuidad. El 21 de septiembre de 2014 dijo que en Alicante se encontró con una mujer, de nombre Juana, que limpiaba aulas en un colegio privado. Luego, el 13 de marzo de 2015, en Andalucía, dijo: "Rajoy no habla con trabajadoras como la que yo conocí en Canarias hace unos meses, que se llamaba Juana". Pero esto no acaba aquí, porque la misma historia la repetiría el 7 de febrero de 2015 diciendo que esa tal Juana trabajaba en un hotel, y en fechas sucesivas siguió variando la historia a conveniencia en diferentes mítines. ¿No se le ocurrió pensar que quedaba todo grabado y que los medios se darían cuenta?

Poco después, viendo que la historia de Juana estaba un poco gastada, se inventó un nuevo nombre: Valeria. En el mitin de Alcorcón dijo: "Ayer estuve en Barcelona, estuve en 'Nou Barris', que para que os hagáis una idea es un barrio obrero (...). Se me acercó la madre de una chavala que se llamaba Valeria. Valeria tiene 35 años (...)". Si os fijáis, suele repetir más o menos la misma historia y le añade o le quita detalles según le parece. Desconozco si lo hizo por torpeza en el mentir o porque realmente pensó que esas modificaciones eran adecuadas para el lugar del mitin. En cualquier caso, fue una error mayúsculo creer que los medios de comunicación no se darían cuenta.

Los pactos de Ciudadanos

En las pasadas elecciones municipales y autonómicas vimos cómo Ciudadanos fue la muleta del PSOE en Andalucía y del PP en la Comunidad de Madrid. El otrora Albert Rivera que prometió ser implacable con la corrupción, no aceptar sillones ni "carguitos" y que exigía máxima transparencia le dio margen a Susana Díaz con los problemas de corrupción que sufría su partido.

Por otro lado, en Valencia capital incurrieron en una doble contradicción al exigir la alcaldía a cambio de su apoyo. Esto es así porque, de haber sido Giner el alcalde y no Joan Ribó, gobernarían la ciudad sin ser la lista más votada, que era otra de sus premisas. ¿Qué excusa dieron? Desde el partido, puntualizaron: "Dijimos que no entraríamos en ningún gobierno que no lideremos, pero si todos nos apoyan y podemos formar nuestro propio Ejecutivo con nuestra gente, es diferente". 

Otra cosa que cabe destacar del señor Rivera es su costumbre de hablar con frases vacías y sin sustancia. En cierta ocasión declaró que quería que España se pareciese a Dinamarca y no a Venezuela, y es entonces cuando yo pregunto: ¿En qué quiere que se le parezca? Porque a diferencia de España, Dinamarca es el país europeo que mayor presión fiscal ejerce sobre las grandes fortunas. También está el detalle de que la principal empresa energética de Dinamarca es pública en un 70%, supongo que para evitar los abusos que se dan en España.

Curiosamente, allá por el 2013, Ciudadanos votó en contra de recuperar el impuesto de patrimonio y el impuesto de sucesiones, que afectaban principalmente a las grandes fortunas. Tampoco parece estar muy por la labor de nacionalizar alguna energética para evitar que sigamos siendo el segundo país de la UE con la luz más cara, detalle que nos lleva a preguntarnos si Ciudadanos es realmente el cambio que necesita España o un recambio para que todo siga igual.

La moderación de Podemos

Es cierto que Podemos ha sufrido desde su fundación un escrutinio feroz y descarnado. Ciudadanos, que aunque no lo parezca cuenta con diez años de vida, ya ha tenido imputados en sus filas y nunca ha sido sometido a un control tan férreo. Hoy por hoy, Podemos es un partido limpio de corrupción al que pocas cosas se le puede reprochar, al menos por ahora. ¿Seguirá así por mucho tiempo?

El problema que le encuentro al partido de Pablo Iglesias es que ha perdido la agresividad de antaño. Actualmente, tras haber pactado con el PSOE por toda la geografía española, ya no se oye tanto la palabra "casta" ni atacan al PSOE de la misma forma que antes. Es como si hubieran hecho un pacto de no agresión, quizá porque saben que después de las generales van a tener que ir de la mano si Rivera no consigue la suficiente representación (no descarto que el PSOE pacte con Ciudadanos).

Otro tema es el de su programa, que poco a poco lo ha ido rebajando tras darse cuenta de su poca viabilidad. Medidas como subir el SMI (Salario Mínimo Interprofesional), reducir la edad de jubilación a los sesenta años o endurecer las sanciones por delito fiscal quedan muy bien sobre el papel. La gran pregunta es cómo hará realidad todo eso, y es ahí donde comienza mi escepticismo.  

Por último, he de decir que parte de ese tacticismo lo veo justificado. Teniendo a casi todos los medios en contra y estando sometidos al juego sucio de los grandes partidos es difícil no caer en contradicciones. Tal y como decía hace poco Pablo Iglesias en efe.com: "No somos ángeles, sabemos que hacer política implica asumir circunstancias difíciles y decisiones difíciles y lo trataremos de hacer de la mejor manera posible".


Imagen de Gerald.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

El invento del patriotismo


El patriotismo podría definirse como el sentimiento de pertenencia a un país o una nación. Aquellos que se identifican con este concepto se enorgullecen de su tierra natal y sienten como propios sus valores, su cultura y sus tradiciones. No cuestionan el por qué de ese orgullo ni se preguntan si tiene algún sentido, pero están convencidos de que la patria se encuentra por encima de cualquier cosa y la defenderán cueste lo que cueste. 

Como no podía ser de otra manera, el patriotismo se divide en diferentes grados de fanatismo. Los menos agresivos son los patriotas moderados (o actuales), que a lo mucho que llegan es a sacar la bandera en las manifestaciones y a gritar consignas. Luego nos encontramos con los chovinistas, unos individuos narcisistas que piensan que todo lo que sea de su nación es lo mejor y aquello que pertenezca a otros países es malo o perjudicial. Y por último tenemos al Jingoísmo, un pensamiento aún más exaltado y violento que el anterior. Se trata de una especie de ultranacionalismo expansionista que aboga por una política exterior de lo más agresiva.

Sus detractores, entre los que me encuentro, opinan que si el patriotismo no existiese se hubieran evitado muchos problemas de convivencia social. De hecho, si se analiza con detenimiento, este tipo de pensamiento es el germen de la xenofobia, el racismo, los genocidios y las tantas guerras que se siguen dando a día de hoy. Se trata de algo irracional y destructivo, tanto para el individuo que lo profesa como para los demás.

¿Tiene sentido ser patriota?
"El que se siente patriota, el que cree que pertenece a un país, es un tarado mental. La patria es un invento. ¿Qué tengo que ver yo con un tucumano o con un santeño? Son tan ajenos a mí como un catalán o un portugués. Una estadística, números sin cara. Uno se siente parte de muy poca gente. Tu país son tus amigos, y eso sí se extraña." -Martín (Hache), 1997, película argentina-
Si tuviera que etiquetarme, me identificaría como internacionalista. Las razones que me llevan a considerarme como tal son tan sencillas como prácticas: por encima de la patria se encuentran las necesidades de la gente, y no creo que estas puedan cubrirse con políticas aislacionistas o absurdos sentimentalismos que no llevan a ninguna parte. Por ello, considero que la mejor opción es la cooperación política y económica entre las naciones.

Ahora bien, que crea en la cooperación entre países para conseguir un beneficio mutuo no significa que apoye el capitalismo salvaje de Estados Unidos y la Unión Europea. Lejos ha quedado esa Europa social e igualitaria que algunos pretendían. Hoy por hoy, la UE se ha convertido en una dictadura capitalista donde lo importante son los negocios, no las personas.

En cuanto al concepto en sí, como tiene distintos matices prefiero dejarlo como tarea pendiente para otro post, ya que no solo existe el internacionalismo capitalista, también está el internacionalismo marxista y el anarquista, que luchan precisamente contra la primera opción. Mi posición exacta suele bailar confusamente entre la primera y la segunda alternativa, quizá porque todavía he de leer a Karl Marx y conocer más cosas sobre el marxismo.


Imagen de SnapwireSnaps