jueves, 26 de febrero de 2015

Año electoral

Siempre he detestado los años electorales. Son los más falsos, cargantes e irritantes de cuantos haya. Se trata del periodo electoral por excelencia, y como tal, las ansias por raspar votos hacen que los llamados "brindis al sol" (medidas electoralistas que ayudan poco o nada al ciudadano) aumenten de un modo vergonzante. No importa lo que se haya hecho en los tres años anteriores, no importa la pésima calidad del poco empleo generado o la privatización, lenta pero gradual, que se está dando en el sistema educativo. ¡Que va! Eso son cosas del pasado, excusas que sueltan esos rojos-comunistas-antisistema con el oscuro fin de instaurar su sanguinaria dictadura. Ahora lo que toca es sonreír, aparentar decencia y prometer el oro y el moro mientras el descojone interior del propio político rivaliza con la hipocresía de su discurso.

Quitando el hecho de que el debate del estado económico de la nación se redujo al "y tú más" de siempre, hubo algún discurso que valió la pena. Alberto Garzón, candidato a la secretaría general de IU, estuvo muy acertado y logró bajar los humos a los dos principales gallos del corral. Al sector popular le recordó que "Izquierda Unida contribuyó a una ley antidesahucios que paralizó los desahucios en Andalucía hasta que, cómo no, el gobierno actual la recurrió ante Tribunal Constitucional". A partir de ese instante se reanudaron los desahucios, y la razón que alegaron fue que "peligraban los beneficios bancarios". ¿Y la vida de la gente?, ¿a caso no peligraba al quedarse sin hogar?. Bienvenidos al ultraliberalismo.

Evidentemente, ante tal guantazo algunos empezaron a vociferar el caso de los ERE y toda la corrupción que había en la susodicha comunidad autónoma. Es el pan de cada día: si el PP critica al PSOE o IU por sus casos de corrupción, este último hace lo propio, y así sucesivamente. Se trata de un juego idiotizante, sí, pero en esta cuestión Alberto Garzón también salió airoso al recriminarles que, al imponer IU una comisión de investigación, tanto el PP como el PSOE votaron en contra bien cogiditos de la mano. Una vez sabido esto cabe preguntarse en qué piensan los dos grandes partidos cuando se desgañitan con el "y tú más". ¿Será todo puro teatro?

En Viajando con Chester, Alberto Garzón explicó la problemática del Congreso a la perfección. Se trata del sentimiento de soledad al subir a la tribuna y toparte con que a nadie le interesa lo que vayas a decir. Las personas a las que te diriges para intentar hacerles cambiar de opinión sobre un tema concreto ya saben lo que van a votar independientemente de la razón que tengas en tus argumentos. No hay diálogo ni debate, ni si quiera el más mínimo intento por llegar a un acuerdo común. Se supone que el congreso está precisamente para dialogar y debatir, pero lo que ocurre en realidad es que el PP termina valiéndose de su mayoría absoluta para hacer y deshacer a su antojo. Luego, en el caso de que vayan a aprobar alguna ley de la que precisen más votos, siempre tienen el apoyo incondicional del PSOE. A eso se le llama bipartidismo. 

A lo anteriormente dicho le sumamos una ley electoral que favorece al bipartidismo y la desproporcionalidad entre votos y escaños. La Constitución establece que la representación del Congreso atiende a "criterios de representación proporcional", pero solo hay que fijarse en la cantidad de miembros de cada grupo parlamentario para descubrir que esa proporcionalidad debió perderse por el camino. El Grupo Parlamentario Popular y el Grupo Parlamentario Socialista acaparan 295 escaños de los 350 existentes. Apenas 55 pertenecen a los otros cinco grupos parlamentarios.

sábado, 21 de febrero de 2015

¿Dónde quedó el periodismo?



Últimamente estoy comenzando a hartarme de tanta manipulación y engaño. Parece ser que el PP ya ha descubierto que rajar de Podemos ante las cámaras es contraproducente, así que, como no podía ser de otra manera, la maquinaria perriodística está trabajando incansablemente para manchar la imagen de los principales integrantes de Podemos. Sobre todo de uno de ellos.

Como cada sábado, iba esta mañana a la papelería de la esquina  a comprar el periódico semanal de mi ciudad. Llámenme anticuado si quieren, pero siempre he preferido leer las noticias locales en papel y no en la fría pantalla de un ordenador. Es lo que tiene nacer a finales del siglo XX y no a principios del XXI: uno añora lo viejo, la sencillez de antes.

La cuestión es que compro el periódico y me viene de regalo uno provincial, una revista de moda y un mapa de un parque natural. Solo me interesa el periódico de mi ciudad, pero como el otro dice a veces cosas interesantes no le hago ascos (y el mapa y la revistita de los cojones se encuentran dentro del mismo periódico). Al fin y al cabo, por muy de derechas que sea el periódico siempre es sano beber de otras fuentes. Suele ayudar a ver las cosas con más imparcialidad.

Total, llego a casa, dejo los periódicos encima del escritorio, tiro a la basura la revista de moda y guardo el mapa en un cajón. En ese momento me fijo mejor en la portada del periódico que siempre me encasquetan: "Monedero sigue sin aportar evidencias". Alrededor de la imagen de Monedero se ve un reguero de noticias relacionadas con la corrupción (ninguna que afecte directamente al PP) y una que, concretamente, habla del juicio de un etarra (¿casualidad?). En ese momento arrugo la nariz con cierto escepticismo. Ya están de nuevo intentando comparar a los ladrones de alto copete con una persona que no ha cometido, por ahora, ningún delito. Y ojo, no lo digo yo, los propios técnicos de hacienda descartan que Juan Carlos Monedero haya cometido delito fiscal, pero bueno, cada uno a su rollo.

Me da por leer lo que dice la noticia y, hasta que llego a la página en cuestión, me topo con artículos que alaban el "buen hacer" y la "excelente gestión" que está desempeñando el partido que nos gobierna. Pongo cara de poker y me pregunto si no habría sido mejor dejar el periódico en el estante de la papelería. Al final, prefiero no hacer caso de los artículos partidistas y me dirijo directamente al que me interesa. Craso error.

El artículo venía a decir que Monedero es un presunto delincuente que oculta papeles y que se escuda en la confidencialidad para no tirar piedras sobre su propio tejado. Leo hasta la última palabra y constato que lo único que hace es poner en tela de juicio cada palabra dicha por él sin aportar ninguna prueba de su culpabilidad. Incluso puede entreverse cierta sorna o ironía en el texto. ¿Y el rigor periodístico? ¿dónde quedó?

Cierro con asco el periódico y lo tiro a la basura.


martes, 3 de febrero de 2015

Pactos extraños

Autor: KVDP -DP-
Si hay algo que he aprendido de la política es que nada es lo que parece. Es lo equivalente a aquellos libros que, pese a parecer muy simplones y planos tanto en la narrativa como en su contenido, si uno se fija con detenimiento termina apreciando una segunda historia detrás. Ahora mismo me viene a la mente El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger, un libro en el que descubro algo nuevo cada vez que lo vuelvo a leer.

El Partido Popular y el mal llamado Partido Socialista han vuelto a pactar en solitario, pero esta vez no lo han hecho para volver a reformar el artículo 135 de la Constitución, sino para un acuerdo antiterrorista en el que parecía muy importante que los líderes de los dos mayores partidos salieran por la caja tonta bien juntitos y unidos. Antes que nada, he de decir que todo pacto que vaya orientado a proteger al ciudadano y evitar otro 11M me parece fenomenal. El problema nunca ha sido que un partido pacte con otro sean cuales sean sus siglas, el problema es lo que se pacta y el verdadero objetivo que se persigue con ello. 

La creciente amenaza yihadista ha sido, en parte, la principal responsable de que el gobierno se haya visto obligado a actualizarse en esta materia modificando toda una serie de procedimientos de los que no se nos ha dicho absolutamente nada. En lugar de informar al colectivo español sobre aquello que se ha modificado o mejorado y  explicar la razón de que ahora estemos más seguros, hemos visto cómo los medios de comunicación debaten sobre los años que van a pasar en la cárcel unas personas que no sabemos cómo ni cuando van a detener. A mí, personalmente, me importa muy poco las penas que se les imponga (que también es importante, aunque no la prioridad), lo que quiero saber es aquello que han cambiado y que, en teoría, ya estaba desactualizado.

Otra cuestión es el momento que han elegido y lo repentino que ha resultado todo. Al final, si uno sabe leer entre líneas se topa con que aquello que han conseguido es una flamante fotografía y dar a entender que ellos, al contrario que otros partidos, tienen "sentido de la responsabilidad" y "están por lo que tienen que estar". En cuanto a la polémica de la cadena perpetua revisable, que es lo único que interesa a los medios de comunicación, el líder del PSOE ha escurrido el bulto diciendo que cuando ellos gobiernen lo cambiarán. 

domingo, 1 de febrero de 2015

31-E; La marcha del Cambio

Cuando me enteré de la Marcha del Cambio que Podemos había fijado para el 31 de enero temí que se convirtiera en un arma de doble filo. Así como la victoria de Syriza puede terminar volviéndose en su contra dependiendo del modo que se desarrollen los acontecimientos en Grecia, una marcha tan multitudinaria tenía muchas posibilidades de torcerse. Según la formación, fueron trescientas mil personas las que salieron a la calle a celebrar que 2015 será el año del cambio, y por las fotografías y vídeos que han circulado por la red no me resulta nada difícil de creer. Eso sí, la Delegación del Gobierno del PP, siempre reacia a este tipo de cuestiones, ha rebajado la cifra a cien mil.

Mientras UPyD apenas pudo reunir a unas pocas decenas de simpatizantes en la Puerta del Sol este mismo mes -la mitad de los cuales serían meros curiosos- y el PSOE y el PP amasaron la ridícula cifra de doscientos o trescientos asistentes cada uno, la exitosa exhibición de fuerza que ha mostrado la nueva formación deja clara una cosa: el pueblo está con Podemos. Lejos quedó eso de "son unos frikis" o "no son más que un grupo marginal". Después de este histórico acontecimiento -que muchos ya lo llaman "el nuevo 15-M"- han dejado patente que son mayoría y que en las próximas generales las opciones serán o el PP o Podemos.

En cuanto al PSOE, ese partido que nació socialista y que, hoy por hoy, es tan de derechas como el Partido Popular, hace ya mucho que perdió el norte. Las acciones que ha ido tomando desde el inicio de la crisis no son compatibles con sus siglas, y eso, unido al escándalo de los ERE en Andalucía, la crisis de liderazgo del actual secretario general y una infinidad de detalles más, ha creado dentro de la formación una seria crisis de identidad. Luego tenemos a Izquierda Unida, un partido que nunca ha sabido conectar del todo con la gente y que siempre tuvo miedo al éxito. Se han convertido en el "Podemos descafeinado", un Podemos más light que ofrece lo mismo pero más gris. 

Pese a todo, sigo sin imaginarme al señor Iglesias de presidente, y no lo digo por la coleta o porque se compre la ropa en Alcampo, sino porque siempre me ha dado la sensación que todo esto le viene demasiado grande. No creo que él mismo se imaginase hace tres años que podría llegar a la presidencia en 2015, y teniendo además todas las de ganar. Acostumbrado a verlo todo en términos  estrictamente teóricos y a desgañitarse con discursos que dicen el qué pero no el cómo, no creo que dirigir todo un país le haga en realidad demasiada gracia. ¿Será a caso víctima de su propio éxito?