miércoles, 29 de enero de 2014

Thomas Andrews Jr., el constructor de la leyenda

Thomas Andrews Jr.
Thomas Andrews Jr. fue el ingeniero naval que diseñó el RMS Titanic, RMS Britannic y RMS Olympic. Nació en la Ardara House en Comber, en el Condado de Down, Irlanda del Norte. Tenía un hermano llamado John Miller Andrews y era hijo de Thomas Andrews Sr., un político británico, y Elisa Pirrie.

Thomas Andrews Jr. con su esposa y su hija en 1910
Comenzó su aprendizaje en Harland and Wolff como carpintero durante aproximadamente tres meses. Más tarde se iría a trabajar a la ebanistería durante un mes y luego pasaría a tener su primer contacto directo con los barcos al faenar en los mismos algo más de dos meses. Esto último pareció gustarle, de modo que los siguientes cinco años se los pasó en la oficina de dibujo aprendiendo cómo diseñarlos. Gracias a sus recién adquiridos estudios subió de escalafón y se convirtió en el director de obras de la construcción, pasando a ser miembro ese mismo año de la Institución de Arquitectos Navales.

En 1907, gracias a su tesón y empeño, volvió a ascender y le nombraron director general y jefe del departamento de dibujo en Harland and Wolff . Su incipiente curiosidad y dedicación  le granjeó muchas amistades tanto en la empresa como entre los propios trabajadores, y un año después se casó con Heilly Reilly Barbour, con quien tuvo una hija en 1910.

A partir de 1907 también empezó a trabajar para la White Star Line construyendo el RMS Olympic, el primero de los tres hermanos. Thomas Andrews era muy minucioso en la construcción de los barcos y tenía por costumbre viajar, junto con varios trabajadores, en el viaje inaugural para anotar las mejoras que debían llevarse a cabo tanto en seguridad como en comodidad. Fue él quien insistió en que los mamparos herméticos llegaran hasta la última cubierta y no sólo hasta la E o D. La razón que arguyó fue tan simple como profética. En el posible caso de que ocurriera lo inesperado, esos mamparos (que eran paredes gruesas de acero que lo dividían en secciones) podían llegar a ser lo que salvara al barco de hundirse o, al menos, de que lo hiciera tan rápido. Por mucho que la prensa tildara al Titanic de insumergible él sabía muy bien que el susodicho trasatlántico no era perfecto, pero por desgracia Bruce Ismay, el presidente de la empresa naviera, no estaba para ese tipo de medidas de seguridad. No le apetecía que los pasajeros de primera clase se vieran obligados a empujar gruesas puertas de acero. También desestimó su consejo de añadir más botes salvavidas a sabiendas de que no eran suficientes. ¿La razón? quitaba un espacio precioso en la cubierta y no quería que pareciera demasiado "abarrotada". Andrews, después de haber insistido lo indecible, lo dio por imposible y se dedicó a buscar más cosas que debía cambiar o mejorar.


El Olympic aún sin pintar  a la derecha. A la izquierda el Titanic.
Cuando el Titanic chocó la noche del 14 de abril contra el iceberg en la parte de estribor, Thomas estaba durmiendo en su camarote y apenas lo notó. Fue avisado y llevado a reunirse urgentemente con el capitán John Smith para evaluar los daños y, entonces, tras saber que cinco de los dieciséis compartimentos estaban inundados se percató de que el supuesto barco insumergible se hundiría en menos de dos horas. La ecuación es bien sencilla, si se perforaban más de cuatro compartimentos el barco se hundiría sin remisión. No había vuelta de hoja.

Durante la evacuación, en lugar de ponerse rápidamente a salvo, se dedicó a aporrear todas las puertas para avisar a los pasajeros del desastre. Les aconsejaba que se pusiesen el chaleco salvavidas y subieran a cubierta sin perder el tiempo. Allí les esperaba la heroica banda de música, que tocaría hasta última hora para que no cundiera el pánico aún sabiendo que una vez terminados los botes era muy poco probable que sobrevivieran.

Según indicó el mayordomo John Stewart, vio a Andrews poco antes de la 1:40 AM en estado de shock y observando pensativo el cuadro "Plymouth Harbor" en la chimenea del salón de fumadores de primera clase. Su cuerpo nunca se encontró.

Finalmente, el 19 de abril, su padre, Thomas Andrews Sr, recibió un telegrama del primo de su mujer diciéndole que había hablado con los sobrevivientes en Nueva York buscando noticias de Andrews. Emocionado, leyó el telegrama en voz alta en la casa de Comber.

<<ENTREVISTÉ A LOS OFICIALES DEL TITANIC. UNÁNIMEMENTE DIJERON QUE EL COMPORTAMIENTO DE ANDREWS FUE HEROICO HASTA SU MUERTE, PENSANDO SOLAMENTE EN LA SEGURIDAD DE LOS OTROS. LAS MÁS SENTIDAS CONDOLENCIAS A TODA SU FAMILIA>>.

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