sábado, 22 de noviembre de 2014

Sobre la Unión Europea y su "democracia"

Siempre he sido un escéptico en política, aunque más que en política sería más acertado decir que en lo que no creo es en el neoliberalismo tecnocrático imperante en la Unión Europea. Sin casi darnos cuenta, esa supuesta democracia con la que tantos dirigentes europeos se han llenado la boca está desapareciendo en pos de la liberalización económica, la reducción del gasto público y la intervención de los Estados en favor del sector privado. 

A estas alturas, y más con la que está cayendo, podemos afirmar que la estrategia de los liberales por confrontar al nacionalismo con la democracia ha tenido un éxito rotundo. Hoy por hoy, con unos estados debilitados y serviles, los llamados "macro-poderes" están interviniendo con cada vez más fuerza en la esfera mundial al servicio de intereses puramente económicos. El pueblo ya no tiene ni voz ni voto en todo este asunto, y todo porque se vio desarmado al firmar, entre otras cosas, el tratado de Maastricht en 1992.

A continuación, os dejo algunas de las "joyas" que permitimos cuando se firmó el tratado de Maastricht:

  • Tal y como dicta el artículo 104 del Tratado, los Bancos Centrales no pueden financiar al gobierno. Esta condición, completamente ilógica desde el punto de vista económico y financiero, proporciona grandes beneficios a la Banca Privada.
  • La independencia de los Bancos Centrales, que no fue más que una treta para permitir que actuaran con total libertad al servicio de la Banca Privada.
  • Con tal de favorecer a la Banca privada, el Tratado de Maastricht es el responsable original de que los Estados europeos estén atados a la hora de hacer política económica. Es decir, que no tenemos soberanía y el gobierno ya no es el representante del pueblo -y NO, esto no se soluciona ni votando a PODEMOS-.
Jean-Jacques Rousseau definía, según mi parecer, la democracia más auténtica. Es decir, aquella en la que el pueblo no permite ser representado dejando que unos pocos decidan sobre muchos, sino que interviene y participa activamente en cada decisión que toma el estado. Tal y como manifestó: <<toda ley que el pueblo no ratifica, es nula y no es ley>>. También dijo que: <<la soberanía no puede ser representada por la misma razón que no puede ser enajenada>>.

De lo anteriormente mencionado extraemos que, al contrario de lo que dicta el pensamiento neo-liberal, el nacionalismo no es un obstáculo para que un país sea democrático, sino un camino. Se trata de la libertad del pueblo a la hora de decidir lo que es mejor, pero para ello es necesario que la gente se implique y salga del cómodo amodorramiento al que tan acostumbrados estamos en Europa. Un buen comienzo sería, por ejemplo, dejar de ver tanta basura televisiva y preocuparse más por lo que ocurre a nuestro alrededor. Vamos, empezar a quitarnos ese molesto abotargamiento de encima.

Otro punto a tener en cuenta es si resulta conveniente seguir formando parte de la OTAN, esa organización que muchos tildan inocentemente de "defensora de Europa" y que no es más que la representante de los intereses estadounidenses. En este tema, Pablo Iglesias se pronunció hace poco diciendo que trataría de sacar a España de la OTAN si llegara a gobernar. Ahora bien, ¿puede hacerlo realmente? La respuesta es SÍ. Otra cosa es que lo lleve a la práctica.

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