miércoles, 14 de enero de 2015

El hombre que fue dueño de la luna

Mar Imbrium y el cráter Copérnico (DP)
Cuando escuché del caso de Jenaro Gajardo Vera, un abogado, poeta y pintor chileno, tuve dos reacciones. La primera fue partirme de la risa por la original ocurrencia, y la segunda la de admiración. Siendo franco, he de admitir que al principio no me creí que un hombre hubiese registrado la luna a su nombre a mediados de los años 50, pero a medida que fui leyendo e informándome al respecto me topé con una verdad que, a todas luces, supera a la más extravagante ficción: realmente pasó.

En 1954, el señor Gajardo quiso entrar a formar parte del Club Social de Talca. El problema radicaba en que el club exigía a los integrantes estar en posesión de una propiedad, y Jenaro, que no cumplía ese requisito, tampoco estaba en condiciones de comprar alguna. Se encontraba ante un problema difícil de resolver, pero entonces se le ocurrió una idea que, por su irracionalidad, no se le había ocurrido a nadie: registrar la luna a su nombre. La lógica era clara: si nadie la reclamaba como suya, según las leyes vigentes en su país (y en aquella época) podía hacerlo sin ninguna dificultad. Lo único que necesitaba era un notario.

En la escritura se detallaba lo siguiente:

JENARO GAJARDO VERA, abogado, poeta, es dueño desde antes del año 1857, uniendo su posesión a la de sus antecesores del astro, satélite único de la Tierra, de un diámetro de 3.475,99 kilómetros, denominado Luna, y cuyos deslindes por ser esferoidal son: Norte, Sur, oriente y poniente: espacio sideral. Fija su domicilio en calle 1 oriente 1270 y su estado civil es casado. Talca.

(Firma)
Jenaro Gajardo Vera
Talca, 25 de septiembre de 1954.

Tras haber solicitado oficialmente ser el dueño del satélite, siguió una serie de procedimientos dictados por la Ley Chilena para asegurarse de que era el único que la reivindicaba. Finalmente, al no haber nadie que lo impugnara, procedió a inscribirla como su propiedad. Una vez llegados a este punto uno habría deseado ver las caras de los del Club cuando demostró que su propiedad era el mismo satélite.

Cuando el señor Gajardo murió en 1998, legó la luna al pueblo chileno. Este gesto, hermoso para unos e indignante para otros, sería algo vano, ya que según el tratado del espacio exterior, actualmente ratificado por un centenar de países, queda prohibida la compraventa de objetos del espacio exterior al considerarse que son "Patrimonio Común de la Humanidad".

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