lunes, 10 de marzo de 2014

¿Por qué los iglúes no se derriten?


Esta es una pregunta recurrente que muchos se hacen, ya que en nuestro subconsciente nos imaginamos que toda formación hecha por hielo debe derretirse si se le aporta calor. En un principio parece muy lógico y no presta lugar a dudas, pero entonces… ¿por qué los iglúes no se derriten?.

La clave de estas curiosas construcciones es la brutal diferencia de temperaturas que hay en el interior y en el exterior. Mientras fuera las temperaturas pueden rondar perfectamente los 40 o los 50 grados bajo cero en el interior del iglú, e incluso encendiendo una hoguera, no se pasa de los cero grados. La idea es que el aire, al ser un pésimo conductor del calor, vuelve a enfriarse automáticamente al entrar en contacto con el hielo. Este continuo enfriamiento y calentamiento hace que la construcción se torne más fuerte y sólida, y mientras no se sobrepasen los cero grados el hielo va a seguir ahí, ya que éste necesita de un gran aporte de energía calorífica para empezar a derretirse. Lógicamente, es algo difícil conseguir que dentro de la “casita” de hielo haya una temperatura de 20 grados. Estaríamos hablando entonces de una diferencia de nada menos que 70 grados. Algo imposible, la verdad.

Por esta razón los iglúes empiezan a “sudar” cuando la temperatura ambiente ronda los 20 grados centígrados. Curioso, ¿verdad?

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