domingo, 19 de abril de 2015

¿Tu opinión es tuya?


Cuando uno escucha las noticias por televisión debería estar alerta y no creerse lo primero que oye o ve. Lo digo por experiencia, porque a mí también me han engañado más de una vez, porque en alguna que otra ocasión me ha podido la pereza y he hecho acto de fe. Si uno quiere informarse como es debido es responsabilidad suya contrastar las informaciones que le lleguen para formarse una idea propia. No hay que dejar que piensen por ti.

Hay gente que enciende la televisión o lee el periódico para saber lo que tiene que pensar. Les puede la pereza y son incapaces de formarse una opinión propia, así que optan por la vía fácil y se convierten en recipientes de información. No importa que lo escuchado por ese medio de comunicación suene inverosímil e incluso absurdo, lo que importa es que es un medio oficial y que, solo por eso, ha de ser verdad. El cuestionar los medios oficiales ya no se lleva, ¡qué va!, eso es cosa de rojos-antisistema

Erich Fromm, destacado filósofo humanista, trató con mucho acierto en su libro "el miedo a la libertad" las causas que pueden haber detrás de una aparente opinión. Entendiendo por opinión aquello que pensamos de forma libre e independiente, muchos de nosotros tendremos pensamientos "inducidos" de forma malintencionada por influencias externas. Son pensamientos que creemos propios, que juzgamos haber llegado a ellos en base a una reflexión previa, pero muchas veces no es así. Hay veces que los prejuicios pueden más que la razón y nos contentamos con los pocos datos que conocemos o nos dejan conocer. Al haber pocos datos en los que basarse, la opinión que nos formamos se encuentra prefabricada.

Cuando a uno le faltan datos para terminar de generarse una opinión propia, la mente "cubre" esos huecos con suposiciones lógicas. La finalidad de esto último es acallar a las incómodas preguntas que no hacen más que poner en duda aquello que se cree incuestionable. Se trata del mismo principio que usa toda religión y dogma totalitario para mantener mansa a las mentes: la idealización del poder, o aquellos que lo detentan (en este caso, la información), como algo superior e inalcanzable. Al suponerlo inalcanzable, nos creemos incapaces hallar la verdad por nuestra cuenta y delegamos esa tarea en otros.

En el libro antes citado también se habla de la inseguridad que puede proporcionar esa libertad de pensamiento. Al cuestionarlo todo nos sentimos inseguros, casi huérfanos. Un fuerte sentimiento de impotencia nos empieza a asolar y terminamos por no saber en qué creer. La idea de someterse y sacrificar la recién adquirida individualidad empieza a volverse atractiva, más aún si tenemos en cuenta que mientras se forma parte de la masa el sentimiento de seguridad es la norma.
  
Por ello, aquellas personas que defienden a capa y espada los grandes medios de comunicación y aseguran, con una seguridad pasmosa, su "libertad" e "independencia" son las más sometidas e inseguras de todas. Da igual que sean del bando rojo o azul, ya que todo sectarismo y falta de autocrítica es indicativo de mansedumbre y un preocupante pánico a la individualidad. Son, en resumidas cuentas, lo que denominaríamos masa.

PD: Dejando el rollo teórico a un lado. ¿Todavía hay alguien que piense que esos periódicos con más de cien años son independientes? Abro debate.

4 comentarios:

  1. Sí, está estudiado en psicología: disonancia cognitiva, sesgo de confirmación y esas cosas. En fin: que nos reconforta tener la misma opinión que la mayoría de los que están a nuestro alrededor (la seguridad en la masa a la que te refieres en el artículo), y que no haya ninguna fisura en nuestras creencias, porque en caso contrario nos invade una sensación de malestar, llegan las "incómodas preguntas".
    De ahí que tanto fanático defienda a capa y espada «su» opinión, o su ideología, o lo que sea.

    Recuerdo ahora una frase que le escuché a Varufakis este domingo en "Salvados": «No hay nada malo en combinar orgullo y autocrítica. Si tienes orgullo sin autocrítica eres un nacionalista fanático». Eso vale lo mismo para el sentimiento patriótico como para los militantes de cualquier partido.

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    1. Fanatismo es lo que sobra en este país, o eso o la pereza por querer contrastar lo que se oye por ahí. En mi caso, estoy un poco cansado de escuchar los típicos clichés en plan: "Venezuela es una dictadura" o "no sé qué dictador tiró a su tío a los perros para que se lo comieran" y demás sandeces. No soy ningún defensor de lo que ocurre en Venezuela (nunca me cayeron bien ni Chávez ni Maduro), pero siempre ocurre que cuando estoy manteniendo ese debate y les pregunto en qué se basan para creer eso no saben qué responderme. Claro, es lo que han oído por la televisión y no se han molestado en ahondar más.

      Vi la entrevista de Varufakis, y me pareció curioso eso que dijo del postureo que tienen muchos políticos (y periódicos, según su afinidad) para "aparentar" que hay tensiones o que este o aquel está marginado.

      Saludos ;)

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    2. en comunicaciones a esos conceptos de masa se les llama, la aguja hipodérmica que va relacionado con la teoría de la agenda setting y pensamiento inducido, también la teoría de la espiral del silencio, sobre la seguridad en las masas y el miedo al aislamiento. saludos y buen aporte.

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    3. Interesantes estudios esos que nombras, no los conocía. Saludos y gracias por pasarte ;)

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