viernes, 10 de julio de 2020

Idiocracia

Desde hace un tiempo me da la sensación de que estamos entrando en una era irreflexiva donde los radicalismos son la norma. Los distintos movimientos sociales que marcaron un antes y un después han acabado convirtiéndose en la sombra de lo que una vez fueron. Los defensores de estos movimientos, antaño curtidos tanto a nivel cultural como en la calle, han sido sustituidos por activistas de teclado que no dudan en juzgar y condenar al contrario como pequeños dictadores. Sumidos en su fanatismo, no logran darse cuenta de que no todo es blanco o negro y que son precisamente ellos los susceptibles a ser manipulados por el político de turno.

Si hay algo que he aprendido de esta pandemia es a ver la política con toda su crudeza. En este sistema de partidos donde todo vale con tal de conservar el poder los ciudadanos estamos fuera de la ecuación, y en esto no hago excepciones. Para los políticos no somos más que números que los ayudarán a mantener ese tren de vida al que tan bien se han acostumbrado. No les importa ni la economía, ni el país y mucho menos les importamos nosotros. Cada movimiento que deciden dar va orientado únicamente para conservar los votos que ya tienen e incluso obtener más si ven la oportunidad. Lo demás les importa un pimiento.

Siendo consciente de esto, no es de extrañar que volviese a la abstención hace un par de años, pero al ver durante estos meses que les importamos tan poco me he convencido aún más de que votar equivale a aceptar lo que hay. Y no me da la gana. No pienso votar con la nariz tapada al partido de turno por considerarlo el 'menos malo' o por miedo a que gobierne el contrario. En mi opinión, dejarse llevar por el miedo a la hora de votar es un error que solo les beneficia a ellos, sobre todo porque no hay una diferencia real entre los diferentes partidos políticos. A la hora de la verdad, todos los que gobiernan cometen exactamente los mismos errores que el gobierno anterior, hacen siempre lo contrario de lo que predicaban cuando eran la oposición y nunca les tiembla la mano para recortar o sangrar aún más al contribuyente. 

Como último apunte, solo quería añadir que una de las cosas que llevo preguntándome desde hace tiempo es qué pasaría si en unas elecciones generales se abstuviera el sesenta o el setenta por ciento de la población. ¿Haría eso que los políticos se replantearan las cosas o seguirían como siempre aun sabiendo que hay una mayoría que no los reconoce? Para mí, votar no es más que un acto protocolario cuya única función es la de legitimar el sistema imperante, así que no puedo evitar sentir cierta curiosidad respecto a este punto.

2 comentarios:

  1. Me temo que no pasaría nada si se abstuviera el 70 % de la población con derecho a voto. Creo que seguiríamos exactamente igual.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También podría pasar que impusieran el voto como algo obligatorio para tapar sus vergüenzas, y si ese fuera el caso votaría nulo.

      Eliminar