jueves, 10 de julio de 2014

La verdad de "El Dorado"

Mapa de 1625 donde se refleja el Lago Parima y la ciudad de "El Dorado" 
El dorado representa la sed insaciable de oro que poseían los europeos de los siglos XVI y XVII frente a unas nuevas tierras aún sin explorar llenas de mitos. Evidencia la poca amplitud de miras de unos exploradores que se enzarzaron en la mayor aventura de sus vidas para perseguir la famosa leyenda de la ciudad de oro. Un lugar de ensueño donde tanto las baldosas, escalones y edificaciones estaban hechas enteramente de ese metal precioso cuya facilidad para hacer perder la razón resulta, cuanto menos, asombrosa.

La quijotesca búsqueda de fortuna y renombre llevaron a muchos conocidos conquistadores como Francisco de Orellana, que fue quien bautizó al río más caudaloso del mundo con el nombre "Amazonas", a una muerte accidentada y temprana por los innumerables riesgos que suponía adentrarse en una selva llena de peligros. Tribus salvajes, animales e insectos venenosos por doquier y enfermedades desconocidas para las que no eran inmunes acechaban a cada paso, pero nada era comparable con la inmensa cantidad de oro que podrían conseguir, ¿no?.

Aún así, esa leyenda susurrante que tanto trajo de cabeza a famosos exploradores y se llevó tantas vidas puede que fuera "mal interpretada" como consecuencia del afán codicioso europeo de aquella época. Según parece, "El Dorado" nunca fue un lugar, sino una persona. Una persona tan rica que supuestamente se bañaba todos los días con oro en un lago sagrado. Se trataba del líder de una comunidad donde el famoso metal formaba una parte importantísima en sus innumerables rituales, y ya ni hablemos del mágico momento de la sucesión, donde la ingente cantidad que se utilizaba abrumaría hasta el más acaudalado pez gordo. Todo esto, en conjunto con el pequeño detalle de que se llevasen a cabo actos ceremoniosos de forma bastante frecuente, hizo que el peculiar personaje se ganara el sobrenombre de "El Dorado".

Este inusual descubrimiento ha tenido lugar gracias a la investigación de antiguos textos y hallazgos arqueológicos recientes. De hecho, el origen de tales celebraciones lo encontramos en la tribu Muisca, que se formó alrededor del año 800 d.C. y ha sobrevivido hasta nuestros días haciendo vida en el centro de Colombia. Huelga decir que para esta tribu el oro, más que un valor material, tenía para ellos un valor espiritual muy preciado, ya que creían que era una conexión con sus deidades y un amuleto que les ayudaba a mantener la paz y la armonía en su sociedad.

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