miércoles, 20 de agosto de 2014

Desmontando la Biblia.

Biblia hebrea del siglo XI
Siempre he considerado a la religión como un impedimento al progreso humano. Un instrumento utilizado convenientemente por la oligarquía para mantenerse en el poder y asegurarse el sometimiento del resto de los mortales. En la edad media fue la gallina de los huevos de oro como consecuencia de la ignorancia de la población, que no sabía ni leer ni escribir y se fiaba del "buen hacer" de la clase noble. Era una época en la que pensar más allá de lo "correcto" podía llevarte a una muerte temprana, y como eje central de todas esas corruptelas, ambiciones de poder y oscuros tejemanejes se encuentra un único libro: la Biblia.

Contrariamente de lo que se suele creer, el cristianismo como tal no se instauró hasta casi 400 años después, periodo en el que se fue ensamblando la biblia que conocemos hoy en día. Antes de ese año proliferaron cientos de religiones alternativas al cristianismo que, al igual que ésta, poseían sus propios textos con versiones completamente distintas unas de otras. Como ejemplo inequívoco de ello solo cabe decir que la secta gnóstica escribió, allá por el año 130-150 D.C (puede que antes), el evangelio de Judas. En dicho evangelio, contradiciendo a los cuatro canónicos, se tildaba a Judas Iscariote de santo valorando sus acciones muy positivamente y exponiendo las "verdaderas razones" sobre porqué actuó como actuó. Personalmente, he tenido la oportunidad de leerlo (por la red se encuentra fácilmente) y os puedo asegurar que no tiene desperdicio.

A decir verdad, el cristianismo que conocemos en la actualidad tuvo un inicio bastante incierto y cuestionable. El problema radicaba en que, tal y como he apuntado antes, existían innumerables grupos de culto que interpretaban las enseñanzas de Jesús a su manera. Esos "líderes" alternativos eran, por lo general, personas cultas que sabían leer y escribir y, por ende, tenían la oportunidad de poder hacerse una idea propia de lo que decían tales textos. Textos que estaban al alcance de cualquiera que tuviera la más mínima curiosidad de conocer por sí mismo. Obviamente, ese acceso libre de conocimientos suponía un grave problema para la estabilidad y el enriquecimiento de la oligarquía. ¿Solución?: Se instaura a la fuerza una religión oficial eligiendo varios evangelios a dedo que cuadrasen con sus intereses. Punto.

Siendo un poco más precisos en la historia, no fue hasta el año 393 cuando se empezaron a hacer diferentes concilios para establecer los evangelios que debían instaurarse como oficiales. Estamos hablando de que un grupo de personas elegía a dedo qué libros canónicos eran los más convenientes para la iglesia cuando existían cientos de ellos. Al final, se celebraron en total cuatro concilios (concilio de Hipona (393), concilio de Cartago (397 y 419), concilio Florentino (1441) y concilio de Trento (1546) ) para terminar de definir, lenta pero progresivamente, el canon de los libros sagrados. Hoy en día, la biblia que conocemos es el resultado de esa "elección a dedo". Una elección que no tuvo en cuenta muchos otros evangelios que competían en antigüedad con los oficiales.

Para que os hagáis una ligera idea de la ingente cantidad de evangelios que fueron prohibidos por la iglesia os pondré a continuación los que, hasta ahora, se han encontrado (y seguro que me dejo alguno):

  • Evangelios Gnósticos: Evangelio de Tomás, evangelio de María Magdalena, evangelio de Valentín, evangelio apócrido de Juan, evangelio griego de los egipcios, evangelio de Marción, evangelio de Felipe y evangelio de Judas.
  • Evangelios de la Pasión y Resurrección: Evangelio de Bartolomé y evangelio de Nicodemo.
  • Evangelios de natividad e infancia: Evangelio del pseudo-Mateo, protoevangelio de Santiago, evangelio árabe de la infancia, evangelio de la natividad de María y evangelios de la infancia de Tomás.
  • Otros evangelios: Evangelio de Pedro, evangelio de los hebreos, evangelio de Taciano, evangelio de Ammonio, evangelio de los nazarenos, evangelio secreto de Marcos, evangelio apócrifo de Galilea, evangelio de la muerte de Pilato, evangelio del Pseudo-Santiago, evangelio de bernabé, evangelio cátaro del pseudo-Juan, evangelio de la Venganza del Salvador y evangelio de los ebionitas.

Por otro lado, las sectas precristianas no fueron menos numerosas. Muchas de ellas cayeron en el olvido, pero sí se tiene constancia, por medio de diversos textos hallados posteriormente, de la existencia de varias de ellas. A saber:

  • Alumbrados  
  • Albigenses
  • Ascitas
  • Apocarifas
  • Bogomilos
  • Apolinarismo
  • Capocracianos
  • Celicolas
  • Cameronianos
  • Catafrigios
  • Circunsceliones
  • Cleobianos
  • Ebionitas
  • Corruptícolas
  • Cononitas
  • Cornaristas
  • Fantasiastas
  • Encratitas
  • Haugianistas
  • Familistas
  • Labadismo
  • Petrobrusianos
  • Protoctistas
  • Hopkinsianos
  • Hieracitas
  • Setianos
  • Los perfectos

Y así un inacabable largo etcétera de sectas que veneraban a Jesús pero de formas radicalmente opuestas. Huelga decir que todas ellas fueron siendo exterminadas por la iglesia católica a lo largo de los siglos. Lo más curioso de todo es, probablemente, que muchas de ellas no pretendían enriquecerse ni obtener bienes materiales, sino sencillamente predicar lo que ellos creían que era la palabra de dios viviendo de forma humilde y a base de la caridad. La secta de "los perfectos" es un ejemplo claro de ello, ya que la gente de a pie los veía con buenos ojos y siempre andaban pidiéndoles ayuda para que consolaran a moribundos y les dieran la bendición. No pedían a cambio ni dinero ni comida y se conformaban con lo que se les diera. Sin duda, un ejemplo más de cómo el poder se antepone a la sencilla humanidad de unas pocas personas.

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