domingo, 31 de agosto de 2014

El origen de la ouija


La palabra ouija, como muchos sabréis, viene de oui, sí en francés, y ja, sí en alemán. Es uno de los juegos de mesa más famosos e inútiles de la historia, y digo inútiles porque el fin que persigue es tan morboso como irremediablemente estúpido: hablar con los muertos. Desde hace decenios este juguete ha estado levantando curiosidad, temor y pánico en todo aquel que guardase algún resquicio de "culturilla supersticiosa" en su subconsciente. Yo, al no ser supersticioso ni creer en nada sobrenatural veo absurdo eso de hablarle al aire con el dedo puesto en un vaso o plantilla, pero en fin, allá cada uno con sus aficiones.

La moda espiritista de finales del siglo XIX marcó sin duda un hito en la época e influyó notoriamente en nuestra cultura. Lo que quizá se desconoce (más por desinterés en el tema que por falta de información) es que el origen de este tablero es muy preciso y, además, reciente. Sus inventores oficiales se llaman Elijah Jefferson Bond, William H. A. Maupin y Charles W. Kennard, que fueron quienes registraron la patente el 28 de mayo de 1890. A decir verdad, no está muy claro que fueran Bond y compañía sus inventores reales, sobretodo porque en aquellos tiempos debieron circular por Europa y Estados Unidos bastantes tableros de este estilo. En cualquier caso, quienes tuvieron la brillante idea de crear la empresa y adueñarse del invento son los acabados de mencionar.

Todo aquel que guste de los temas espiritistas o que sea aficionado a su historia recordará, seguramente, muchos casos de viejas culturas que utilizaban artilugios parecidos para contactar con los del "más allá". En el antiguo Egipto, por ejemplo, empleaban también un artificio similar al de la ouija actual, pero en este caso la tabla era de piedra y sobre ésta el maestro de ceremonias dejaba suspendido un anillo mediante un hilo. Hasta el mismo Pitágoras, allá por el 540 A.C, inventó un extraño artefacto con el que podía "interpretar" los mensajes de los fallecidos. Por ello, es factible decir que los que patentaron el "invento" no fueron, ni mucho menos, sus verdaderos creadores, pero sí los causantes de toda esa histeria espiritista que aún dura hoy en día.

1 comentario:

  1. Mi opinión sobre lo natural es muy sencilla: tanto lo que sea cierto como lo que no será siempre negado. Si no es cierto, porque no lo es, y si lo es, nadie quiere compartir información sobre un tema que bien puede ser explotado bélica y/o económicamente o puede causar pánicos colectivos.
    Dani Medela

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