jueves, 29 de mayo de 2014

Una monarquía en caída libre.

Aunque de puertas para afuera la familia real intente aparentar cierta normalidad y hacer como que no pasa nada, lo cierto es que desde que estalló el caso Nóos su principal preocupación ha sido la opinión pública. Una opinión que cada vez los tiene en peor consideración al darse cuenta de que, a parte de no hacerle siquiera un solo "guiño" al pueblo para intentar ganárselo de forma honesta, únicamente se preocupa por mantenerse incólume y proteger a los suyos.

Personalmente, si tuviera que mencionar algún error importante que comete la Casa Real destacaría esa perniciosa manía de querer tenerlo todo perfectamente calculado, bien medido y correcto hasta el extremo. Esos discursos, a menudo brillantes, escritos por otras personas para evitar cometer cualquier error, aquellos actos pesadamente protocolarios que no llevan a ninguna parte y cuyo resultado se resume en más gastos, la falta de transparencia y, lo que no es menos importante, la nula cercanía que existe hacia los ciudadanos les termina aislando en una especie de burbuja de difícil acceso. La gente de a pie advierte todos esos intentos de querer "caer bien" como falsos, acartonados y carentes de sentimiento. No engañan ni se ganan a nadie visitando zoológicos, escuelas para discapacitados o diversos centros de ayuda, y digo esto porque van obligados para mejorar su imagen. Nada más.

La Casa Real ha llegado hasta a contratar a una empresa externa para que haga sondeos cada dos semanas y así conocer de primera mano lo que piensan los españoles de cada uno de ellos. Lo que revelan es que la Reina es la mejor valorada, seguida por el príncipe Felipe, el Rey y, en último lugar, la princesa Letizia. En total, todos ellos reciben la paupérrima nota de un 3,72 según el CIS, la peor en toda la historia reciente. Aún así, parecen no darse cuenta de que lo que en verdad necesitan para prosperar es un urgente cambio de enfoque. Un cambio traducido en auténticos gestos hacia esa ciudadanía que supuestamente representan y deben "proteger", ya que creo hablar por la mayoría cuando digo que nos importa muy poco ver cómo la reina acaricia o coge en brazos a un koala. Es una escena muy tierna, sí, pero no aporta nada y tampoco ayuda a nadie.

Si me preguntaran, como republicano que soy no cambiaría nada en el modo de actuar que tiene la Casa Real. Esa misma obsesión que les quita el sueño por querer "caer bien" a la fuerza les está llevando sin saberlo a un aborrecimiento cada vez mayor por parte del pueblo. De seguir así, los que tanto ansiamos que ese dinero destinado a la familia real se emplee en mejores cosas no nos hará ni falta hacer un referéndum. Ellos mismos están abriendo el camino. Paradójico, ¿verdad?.

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