jueves, 26 de junio de 2014

Crítica literaria: El diario de Ana Frank


Sobre Ana Frank ya hablé en otro post donde desmontaba todos los mitos que han surgido en torno a su figura y sobre la autenticidad del diario. A estas alturas, quien diga que todo fue un montaje no hace más que demostrar su ignorancia sobre el tema, y ya ni decir de aquella gente que posee una mente curiosamente selectiva sobre lo que decide creer que es verdad y lo que no. Como podrá deducir el lector, digo esto último porque estoy seguro de que habrán individuos cuya lógica les dicte que un hecho tan confuso como el caso Roswell fue cosa de extraterrestres y que, sin embargo, no se crea que una niña de 13 años escribiera un diario durante la segunda guerra mundial. Exacto señores/as, la gente es así de incoherente.

Lo primero que se ha de tener en cuenta al empezar a leer el libro es que no se trata de una novela, es decir, que su función no es sumergirte en una historia llena de acción trepidante que te haga devorar las páginas, sino informar sobre las vivencias cotidianas de una niña que apenas estaba entrando en la adolescencia. A decir verdad, el diario en sí no tendría nada de especial si hubiera sido escrito en época de paz y prosperidad, pero se hizo en un período convulso por parte de una angustiada refugiada que temía por su vida y la de su familia en cada momento. Una niña llena sueños, grandes aspiraciones y cuya desbordante imaginación se veía frustrada y pisoteada al hallarse entre aquellas cuatro paredes que conformaban su refugio, cárcel y salvación al mismo tiempo.

Lo que más me llamó la atención sobre la personalidad de Ana Frank es esa mala relación que tenía con su madre. A su padre, en cambio, lo adoraba porque era el que siempre hacía de conciliador y más atención y cariño le prestaba. A lo largo del diario hace constantes alusiones sobre lo bueno que es su "Pim", pero al final, por la mitad del libro, también acaba enfadándose con él debido a los constantes roces que causa estar encerrado en el mismo sitio durante tanto tiempo. Es algo completamente normal, pero debo decir que siempre se relacionaba mejor con su padre que con su madre, cuyo trato  se mantuvo frío y distante hasta que los descubrieron.

Otra cosa que me resultó curiosa es que a lo largo de toda la historia se puede ver cómo evoluciona Ana Frank y, poco a poco, acaba madurando volviéndose por ello más discreta y crítica consigo misma. Al principio casi siempre culpaba a los demás sobre tal o cual situación o su modo de actuar, y fue así hasta que le escribió a su padre una dura carta diciéndole que ya era "mayor" y que "no le necesitaba más como padre" (sí, esto es verídico). En ese momento se percató, para su horror, lo injusta que había sido con los demás y aplacó su carácter unos cuantos grados. Supongo que ver llorar a Pim del disgusto le hizo recapacitar y plantearse las cosas desde otra perspectiva.

No sé si soy el único que lo piensa, pero me habría gustado conocer la versión de su hermana, que también llevaba un diario y que al parecer se perdió. Esto tiene su explicación en que Miep Gies, una mujer que los ayudó a ocultarse en la "casa de atrás", únicamente atinó a coger algunas pertenencias de Ana Frank tras pasar todo el barullo (entre las cuales se encontraba el famoso diario). Es una verdadera lástima, ya que su testimonio habría ayudado a quitarle esa parte de "parcialidad" que posee la historia al haber sido contada por una sola persona. El cambio de enfoque que daría de haberse recuperado sería, cuanto menos, curioso.

Como conclusión, decir que si decidís leer a Ana Frank no perderéis el tiempo. Conoceréis lo que fue la segunda guerra mundial a través de los ojos críticos de una niña que todo lo juzgaba. Una refugiada de creencias judías que por su condición vio cómo se la criminalizaba cual vil delincuente y se le denegaba hasta el mismo derecho de existir. Según expuso en más de una ocasión, quería ser periodista y publicar su diario para que las generaciones futuras comprendieran lo que sufrieron gentes como ella, y al menos una cosa sí la consiguió.   

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